El cristiano, para ser mensaje de esperanza, está llamado a no permanecer quieto. “El amor de Dios nunca es estático y renunciante. No nos detengamos en las sacristías, no formemos grupos de élite que se aíslan y se encierran”. Así lo entiende el papa Francisco, quien ha subrayado en su mensaje a los los participantes en la 49ª Semana Social de los Católicos Italianos, que “la esperanza está siempre en camino” y, por ello, las comunidades cristianas “que son hijas de la resurrección que salen, anuncian, comparten, aguantan y luchan por construir el Reino de Dios”.
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El congreso se celebra en Taranto del 21 al 24 de octubre de 2021, sobre el tema ‘El planeta que esperamos. Medio ambiente, trabajo, futuro. Todo está conectado’. Y, tal como ha subrayado el Papa, se trata de un encuentro con “un sabor especial”. “Es necesario encontrarse y verse a la cara, sonreír y planificar, orar y soñar juntos”, ha dicho Francisco, sobre todo después de la pandemia. “No podemos resignarnos y quedarnos junto a la ventana y mirar”, ha recordado. “No podemos permanecer indiferentes o apáticos sin responsabilizarnos con los demás y con la sociedad”, ha aseverado, ya que “estamos llamados a ser la levadura que hace fermentar la masa”.
“Para caminar con valentía por el camino de la esperanza”, ha dicho el Papa, también es necesario prestar “atención a los cruces”, ya que “demasiadas personas cruzan nuestras vidas desesperadas. Son rostros e historias que nos desafían y ante los cuales no podemos permanecer indiferentes”. “Estos hermanos y hermanas nuestros están crucificados y esperan la resurrección”, ha afirmado Francisco, asegurando, además, que “la imaginación del Espíritu nos ayuda a no dejar piedra sin remover para que sus legítimas esperanzas se hagan realidad”.
Cambio de época
Asimismo, el Papa ha señalado que “el cambio de época que atravesamos exige la obligación de cambiar. En este sentido, miremos muchas señales de esperanza, a muchas personas a las que quiero agradecer porque, muchas veces en laborioso encubrimiento, se comprometen a impulsar un modelo económico diferente, más equitativo y atento a las personas”.
“Aquí, entonces, está el planeta que esperamos”, ha apostillado, “aquel donde la cultura del diálogo y la paz fecundan un nuevo día, donde el trabajo confiere dignidad a la persona y protege la creación, donde confluyen mundos culturalmente distantes, animados por una preocupación común por bien común”.
