España

Leticia Gutiérrez: “Si no releemos ‘Fratelli Tutti’ y el Sínodo desde los migrantes, vayámonos”

  • La religiosa scalabriniana inaugura las ponencias de las V Conversaciones PPC organizadas junto al Instituto Superior de Pastoral en torno al lema ‘¡Soñar juntos!’
  • “He tocado las condiciones más inhumanas que ustedes se puedan imaginar”, denuncia sobre su visita al campo de refugiados de Moria
  • Sobre el peaje que ha pagado por defender a los extranjeros, reconoce: “He estado perseguida y amenazada. ¿Han intentado quemarme? Sí”





“Llevo tres años en España y me siento ahorcada porque la política migratoria ahoga a los despojados, porque solo acompaña a los que están dentro de los procesos de acogida internacional”. Es la denuncia que la religiosa scalabriniana Leticia Gutiérrez lanza, no solo como delegada de migraciones de la diócesis de Guadalajara, sino desde su experiencia previa al frente de toda la pastoral migratoria del Episcopado Mexicano.



Esta consagrada hizo este llamamiento en la ponencia de apertura de las V Conversaciones PPC organizadas mano a mano con el Instituto Superior de Pastoral. La hermana Lety valoró que “no puede silenciarse la violación de derechos humanos” en las fronteras, sea en México o en Ceuta.

Deshumana y desgarradora

“Llegar a un lugar en patera cuando se viene huyendo de guerra y bombardeo, para luego recalar en un centro de detención, en un lugar donde no existo como humano, ¿no es para cuestionar nuestra política migratoria deshumana y desgarradora que no tiene una pizca de empatía?”, interpeló a los asistentes de este foro de encuentro.

“En las fronteras migratorias, nos reflejamos como humanidad y tienen mucho que interpelarnos”, aseveró, con el convencimiento de que con los ataques a los ciudadanos extranjeros “no se está agrediendo a los migrante, sino a toda la humanidad”.

Relectura de la encíclica

Con este punto de partida, la religiosa mexicana lanzó un órdago: “Si desde ahí no hacemos una relectura de ‘Fratelli tutti’ y si desde ahí no afrontamos este nuevo sínodo universal que desestructure nuestra pastoral organizada para los establecidos pero lejana para los caminantes, cerremos la puerta, apaguémonos la luz y vayámonos, porque la propuesta del Papa Francisco habrá fracasado”.

A la par que denunció “la desigualdad asimétrica de ese sistema neoliberal”, hizo una apuesta por la ““interculturalidad, diversidad y colorido” propia del Evangelio para “construir ese nosotros más grande que nos propone el Papa” y así forjar una nueva humanidad desde “la fraternidad y la sororidad”. “Despertemos del largo letargo en el que hemos estado inmersas”, enfatizó.

En primera persona

Leticia Gutiérrez no habló desde la abstracción, sino desde lo vivido en primera persona, por ejemplo, en su reciente visita a los campos de refugiados en Moria: “He tocado las condiciones más inhumanas que ustedes se puedan imaginar. Por ejemplo, la distancia social es un cuento de hadas allí”.

Echando la vista tras, la scalabriniana también compartió como su manera de apostar la pastoral migratoria y la de toda la Iglesia mexicana, tuvo un antes y un después cuando presenció los cadáveres de dos hermanos adolescentes encontrados semidesnudos y violentados en las vías del tren, junto a la Bestia, el ferrocarril que sirve para atravesar México para llegar a Estados Unidos. “Aquello me cambió a mí y nos cambió a todos, nuestra manera de organizarnos para consolar y acompañar, pero también la manera de crear redes de acogida, de cómo conformar los albergues, los programas de ayuda…”, expuso.

Los nadie

En este camino de entrega en favor de los que definió como “los nadie”, la hermana Lety ha sufrido en su propia piel el acoso y el hostigamiento. “He estado perseguida y amenazada. ¿Han intentado quemarme? Sí”, desveló en el turno de preguntas posterior a su ponencia. “Cuanto me atacaron no puedo decir que llegué a sufrir como los migrantes, pero sí me pude poner a la par y sentirme por momentos en su piel”.

Por eso, ahora, desde Guadalajara busca promover tanto la empatía con aquellos a los que acompaña, como la búsqueda de soluciones antes su compleja realidad. Sobre todo, teniendo en cuenta las cicatrices que ha dejado en ellos la pandemia, como “depresiones muy agudas” a a personas “que llegaron a España con un proyecto y horizonte y se quedaron en un hilo muy fino para llegar a la mendicidad o quedarse como personas sin hogar”.

¿Objetos o sujetos?

“No miremos desde la Iglesia a estas personas como objetos de nuestra caridad sino como sujetos de su propia historia”, defendió. Sobre qué hacer para llevar al día a día de las comunidades eclesiales la encíclica ‘Fratelli tutti’ con la mirada puesta en los migrantes, sugirió contar con templos abiertos “más allá de las ocho de la noche y durante los fines de semana para que los migrantes encuentren una Iglesia verdaderamente abierta”. Además, invitó a los católicos “a ir a buscar a los que necesitan ayuda a los parques, al metro si queremos hacerles partícipes del Sínodo de la Sinodalidad”.

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