Más de 200 personas se reunieron para mostrar su dolor y denunciar esta “situación insostenible”
La Playa del Carmen de Barbate acogió, en forma de vigilia de oración, el profundo dolor y la honda preocupación por este nuevo drama migratorio que ha costado la vida a más de veinte inmigrantes que se dirigían a las costas de la provincia de Cádiz en una patera. Un rezo comunitario al que acudieron más de 200 personas y que estuvo presidido por el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza.
Estuvieron presentes, además, los padres scalabrinianos, Livio Pegoraro, coordinador del Secretariado Diocesano de Migraciones en el Campo de Gibraltar y Ceuta, y Sante Zanetti párroco de Nuestra Señora del Carmen de Algeciras; el párroco de San Paulino de Barbate, José María Quintana; y el representante de la comunidad musulmana de Jerez de la Frontera, Ibrahim.
Los asistentes se reunieron en torno a una alfombra con libros del Corán y de la Biblia, veinticinco velas y veinticinco claveles blancos en memoria de los fallecidos en el que es uno de los más graves dramas humanos de la inmigración ocurridos en las costas del litoral gaditano, concretamente a treinta millas de la costa de Barbate.
El acto comenzó con unas palabras del obispo, quien aseguró que “ante la muerte de estos más de veinte migrantes sentimos un profundo dolor y, al mismo tiempo, una gran impotencia, rebeldía interior y una gran preocupación”. “Se nos llena el corazón con cada rescate, ante tantas muertes y no nos acostumbramos por frecuentes que sean”, aseveró el prelado, reconociendo que, “una vez más sentimos vergüenza cuando padecemos estos gravísimos dramas de la inmigración que ocurren en nuestro litoral gaditano, tan cerca de nosotros”.
El obispo diocesano denunció esta “situación insostenible” e instó a los Gobiernos de todas las naciones para que acaben con esta situación. “Elevamos nuestra mirada y el corazón a Dios, pidiendo su ayuda y buscando respuestas. Con nuestra presencia en esta vigilia de oración denunciamos la muerte de estas personas inocentes y las causas que las originan. Oramos aquí hoy por nosotros, por el mundo y por los Gobiernos de las naciones de todos los países afectados en estos graves sucesos, generados por una inmigración que vive una situación desesperada. Para que se aborden las políticas y los medios necesarios para evitar que se repitan estas tragedias”.
Posteriormente, Carlos Carvajal, agente de la Pastoral de Migraciones, leyó un manifiesto en el que se denunciaron las continuas muertes de migrantes en el mar. “Siguen las muertes y sigue la ‘globalización de la indiferencia’. Año tras otro, desde la impotencia y la rebeldía interior, se nos sigue helando el corazón con cada rescate o desaparición de un inmigrante fallecido. Sucede todos los años. Unas veces en esta orilla y otras en la de enfrente. Los cadáveres ya forman parte de este paisaje. A veces, nos toca enterrar a los muertos con la mayor dignidad posible. Otras veces, el mar se los traga y sólo el cielo y las estrellas acompañan a estos muertos”.
A través de cantos y momentos de silencio y oración se quiso hacer llegar hasta la otra orilla el sentimiento de dolor, de solidaridad y afecto, al tiempo que el deseo de que este paso fronterizo en las aguas que separan las dos orillas dejen de ser espacios de dolor, sufrimiento, dramas y muertes, y se conviertan en lugares de encuentro, amistad e intercambio entre los pueblos de los dos continentes.
Así, tras la lectura del Salmo 22, El Señor es mi pastor, y el Evangelio Mateo 5: 1-16, las Bienaventuranzas, vino el momento de la oración del Padre nuestro y el Al-Fatiha musulmán. A continuación, migrantes acogidos en el Centro Tartessos de Cádiz y la Fundación Prolibertas de Algeciras, al son del Aleluya, protagonizaron un acto simbólico, lanzando los veinticinco claveles blancos al mar en señal de duelo por los fallecidos.