Recordando que la Iglesia “siempre ha estado estrechamente unida al devenir de nuestra patria, con su palabra y su acción en favor de la paz”, los obispos se refieren al momento político y social del país en un mensaje firmado por el Comité Permanente del Episcopado. “Con sencillez y humildad, a la luz del Evangelio de Jesús, ofrecemos nuestra reflexión esperando que contribuya a encontrar caminos de entendimiento y concordia”, confiesan los obispos.
- ?️ El Podcast de Vida Nueva: Misioneros, vocación de alto riesgo
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Escenario radicalizado
El mensaje se inicia presentando las preocupaciones de los obispos. “El actual clima de beligerancia y polarización en la vida política, especialmente en la campaña presidencial”, es la primera. Perciben “un escenario de descalificaciones y disputas estériles, generando distancia, incertidumbre y desazón en muchos chilenos. Aunque la política tiene un componente de discrepancia y de tensión que le es propio, vemos un escenario radicalizado que causa fracturas que después es muy difícil sanar”, describe el mensaje.
Los obispos ven, además, crecer manifestaciones de violencia en la convivencia cotidiana y también acciones criminales que podrían están relacionadas con el narcotráfico y la delincuencia. “Los chilenos tenemos que revisar seriamente nuestra manera de convivir, porque hay una erosión de los límites que son necesarios para respetarnos unos a otros. Muchos actúan y se expresan creyendo que todo les está permitido, transgrediendo valores esenciales para una convivencia en democracia”, denuncian los obispos.
Incertidumbre económica
Ante la violencia expresan que “si de verdad queremos una sociedad más justa, que ponga límites a los abusos de poder y a las arbitrariedades, necesitamos detener la violencia y aprender a dialogar como hermanos, habitantes todos de un mismo país y casa común y, por lo tanto, depositarios de un destino que a todos pertenece por igual”.
Un tercer motivo de preocupación es el escenario económico. Indican que “sus consecuencias negativas terminan afectando en mayor proporción a los más pobres y a las familias vulnerables”, señalan los obispos. “Sabemos, agregan, que la pandemia ha tenido nefastas consecuencias para muchos, generando problemáticas que se extenderán todavía por largo tiempo. Pero parte importante de la incertidumbre económica la está generando el propio escenario político y electoral interno”.
Ante esta situación señalan: “es contradictorio que, mientras buscamos y anhelamos mayores niveles de bienestar y justicia, no construyamos desde la acción política escenarios más estables que permitan enfrentar de verdad los desafíos sociales y económicos que tenemos. Necesitamos apostar una y otra vez por el bien del país, más allá de cálculos electorales”.
A tiempo de rectificar
Estas preocupaciones llevan a que los obispos llamen a todos, en este mensaje, “a actuar con responsabilidad. Para quienquiera que llegue a gobernar el país en el próximo período, la tarea será difícil y compleja, por el contexto económico y político que vivimos, sin olvidar la presencia aún entre nosotros de la crisis sanitaria”.
Por ello, piden cuidar las palabras y las iniciativas que se emprenden “para no generar esa polarización que vuelve más opaco nuestro presente”. Ante la importancia de las elecciones que se aproximan “debiéramos estar viviendo un tiempo positivo, de propuestas y esperanzas, pero algo estamos haciendo mal que parece primar en la mayoría un ambiente de preocupación. Estamos a tiempo para rectificar”, llaman los obispos.
Concluyen llamando a los “creyentes a orar por nuestra patria, por sus gobernantes y dirigentes, por sus instituciones y procesos políticos y sociales en curso, por cada uno de sus habitantes”, y ellos mismos hacen propia la oración al Creador con que el papa Francisco concluye Fratelli Tutti: “Inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz. Impúlsanos a crear sociedades más sanas y un mundo más digno, sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras. Que nuestro corazón se abra a todos los pueblos y naciones de la tierra, para reconocer el bien y la belleza que sembraste en cada uno, para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes, de esperanzas compartidas. Amén”.