Las visitas ‘ad limina’ de los obispos al Vaticano se cocinan con “cuestionarios obsoletos”

Las visitas ‘ad limina’ de los obispos al Vaticano se cocinan con “cuestionarios obsoletos”

Las cocinas de las diócesis españolas andan algo saturadas. Al horneado exprés del proceso sinodal que no pocos han tenido que improvisar durante la primera quincena de octubre con equipos, cuestionarios y programación de actividades que no se habían planteado en el arranque de curso, se une el emplatado de los informes correspondientes a la visita ad limina del Episcopado Español.



Según ha podido confirmar Vida Nueva a través de voces de diferentes obispados, la sensación de desazón es generalizada ante los cuestionarios enviados desde la Congregación para los Obispos de la Santa Sede para preparar la auditoría vaticana que arranca en diciembre.

¿El motivo? Son “anacrónicos”, “obsoletos”, “desactualizados”… De norte a Sur, vicarios generales y responsables de las diferentes áreas pastorales que están colaborando en la elaboración de estas actas se sirven de términos diferentes para ofrecer un mismo veredicto: “Son caducos, de otro tiempo”.

En el diálogo que se mantendrán con los prefectos y sus equipos se pondrán sobre la mesa algunos de los temas que se vislumbren en esos cuestionarios. “El problema son todas aquellas que se cuestionan o se ignoran, frente a un especial empeño en recopilar datos que solo nos hacen perder tiempo y que realmente sirven de poco para evaluar dónde estamos y donde queremos ir”, expone el responsable de coordinar este trabajo en una diócesis que lamenta que se pidan informes tan extensos “que luego nadie se lee y analiza, solo sirven para rellenar archivos y carpetas y, a la vez, para perdernos y ladear cuestiones relevantes”.

Lenguaje negativo

“El cuestionario sobre ‘pastoral de familia’ está bien lejos del espíritu y letra de ‘Amoris laetitia’ a pesar de que se cite expresamente”, denuncia sin algodones Fernando Vidal, director del Instituto Universitario de la Familia de la Universidad Pontificia Comillas, que detalla cómo el documento adolece de “una mirada negativa, reduccionista y pobre de la realidad diocesana, que no nos presenta con justicia, realismo ni prudencia”. “La Congregación para los Obispos necesita una profunda reforma”, deduce después de analizar las preguntas.

Lo cierto es que el documento al que ha tenido acceso esta revista referido a la realidad familiar local directamente arranca solicitando cifras referentes a los “atentados contra la vida dentro de la diócesis: abortos, procreación artificial, eutanasia…”, así como los “ataques a la familia dentro de la diócesis: convivencia de facto, familias monoparentales (AL 252) y madres solteras, divorcios, pseudouniones de homosexuales (cf. AL 251)”. Son estas las dos únicas menciones a la exhortación postsinodal y no precisamente en el sentido de las citas incluidas.

“Llama la atención el lenguaje negativo, duro y frío, y que se enjuicien como ‘ataques contra la familia’ realidades como ‘las familias monoparentales, madres solteras, parejas de hecho’ e incluso se utilice la denominación de ‘pseudouniones de homosexuales’”, critica Vidal, que tacha esta “semántica del ataque” como “irreal y lesiva con la experiencia y deseo de la gente”. Tras estos datos, sí se reclama información sobre la situación del matrimonio entre los fieles de la diócesis, así como los movimientos eclesiales provida y centros de bioética.

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