Vaticano

El Papa reza en el ángelus para que “el grito de la tierra y de los pobres” se escuche en la COP26

Francisco ha hablado además sobre la celebración de la beatificación de los cuatro sacerdotes operarios españoles





“Hoy en Glasgow empieza la Cumbre de las Naciones Unidas por el Clima (COP26)”, ha recordado el papa Francisco en el ángelus de este domingo. “Recemos porque el grito de la tierra y de los pobres sea escuchado”. Asimismo, el Papa ha recordado que su “pensamiento y oraciones” están con Vietnam ante las innundaciones que vive el país, y ha animado a los presentes a “no olvidar Haití”.



Por otro lado, una vez concluido el rezo de la oración mariana, Francisco ha hablado sobre la celebración ayer, en Tortosa, de la ceremonia de beatificación de los cuatro sacerdotes operarios españoles, asesinados por odio a la fe durante la Guerra Civil. “Que su vida sea modelo, especialmente para los sacerdotes“, ha dicho el Papa.

Rumiar” la palabra de Dios. Un término que nace de la tradición monástica y que el papa Francisco ha recuperado en el ángelus de este domingo al reflexionar sobre la liturgia de hoy, en la que un escriba que se acerca a Jesús y le pregunta: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?”. Tras recibir de Jesús la respuesta de “amar a Dios; de ahí entonces, por consecuencia natural, el segundo: amar al prójimo como a uno mismo”, el escriba repite las palabras de Jesús.

Corazones dóciles

“¿Por qué, al dar su asentimiento, ese escriba siente la necesidad de repetir las mismas palabras de Jesús?”, se ha preguntado el Papa. “Esta repetición parece tanto más sorprendente si pensamos que estamos en el Evangelio de Marcos, que tiene un estilo muy conciso“, ha aseverado. “Porque la Palabra del Señor no se puede recibir como una noticia: hay que repetirla, hacerla propia, conservar”.

Y es que la palabra “debe resonar, hacer eco dentro de nosotros. Cuando hay este eco interior, significa que el Señor habita en el corazón”. “El Señor no busca tanto comentaristas hábiles de las Escrituras, sino corazones dóciles que, acogiendo su Palabra, se dejan cambiar por dentro”, ha aseverado. “Por eso es tan importante familiarizarse con el Evangelio, tenerlo siempre a mano, leerlo y releerlo, apasionarse por él”.

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