Sebastián Chico Martínez (Cehegín, Murcia, 1968) es el nuevo obispo de Jaén. Francisco nombró el 25 de octubre al hasta ahora obispo auxiliar de Cartagena para sustituir a Amadeo Rodríguez Magro, que ha pastoreado la diócesis el último lustro. Casi tres años después de su ordenación episcopal, Chico tomará posesión el 27 de noviembre. Solo unas horas después de hacerse público su nombramiento, el prelado conversa con Vida Nueva.
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PREGUNTA.- Fernando Valera es obispo de Zamora desde hace un año. Ahora usted se marcha a Jaén. Murcia se está convirtiendo en cantera episcopal…
RESPUESTA.- (Se ríe) Algo tendremos los sacerdotes murcianos, ¿no? Se trata de un presbiterio que trata de vivir su ser pastor, su seguimiento a Cristo. Estos nombramientos son un reconocimiento de la Iglesia a esta diócesis. Siento que voy a Jaén como un fruto de esta región.
P.- La realidad es que la mayoría de la nueva oleada de obispos se encuentran en la década de los 50…
R.- En esa edad se nota la fortaleza y hay que aprovecharla para ponerla al servicio de la Iglesia. Me siento una herramienta del Señor y quiero hacerlo bien, quiero responder a lo que el Señor me está pidiendo, a lo que el Papa está demandando y a lo que la Iglesia de Jaén espera de su pastor. Tengo el deseo de empezar a conocer toda la tierra de Jaén. Aprovecharé esta frescura de amor para patearme toda la diócesis.
Pisar tierra
P.- Hasta su nombramiento como auxiliar de Cartagena era rector del seminario. ¿Qué sacerdotes necesita la Iglesia hoy?
R.- Necesitamos formar el corazón de aquellos que van a ser presbíteros, sacerdotes que sientan al pueblo santo de Dios, tengan clara cuál es su identidad y vivan la fraternidad. Así, que vivan una vida de austeridad, cercana a los más necesitados, a los que sufren, a los migrantes especialmente en estos momentos… Hay que bajar a lo concreto y pisar tierra. Hay que tener ese espíritu misionero para salir al encuentro del hermano, sobre todo del que está más alejado.