El primer encuentro oficial entre Joe Biden como presidente de Estados Unidos y el Papa Francisco se coló ayer en la rueda de prensa final de la cumbre del G20 en Roma. Ante las preguntas de los periodistas, el mandatario eludió referirse en concreto a la cita de más de hora y cuarto que mantuvieron ambos en el Vaticano.
El líder demócrata prefirió echar la vista atrás para definir a Francisco compartiendo cómo se sintió acompañado por él durante su peregrinación norteamericana en septiembre de 2015. Entonces él era vicepresidente dentro de la Administración Obama y fue recibido por el pontífice en el hangar del aeropuerto de Filadelfia.
“Las heridas estaban aún a flor de piel”, recordó Biden desde Roma sobre el fallecimiento de su hijo Beau de cáncer cerebral apenas unos meses antes de la visita del Papa. En ese tú a tú que mantuvo con el Obispo de Roma durante unos quince minutos, el ahora presidente experimentó que “es un hombre que tiene gran empatía”.
Agradecido ante los periodistas, Biden admitió que aquel diálogo “tuvo un efecto tan catártico sobre sus hijos, y mi esposa, sobre nuestra familia, que fue muy significativo”.
A partir de ahí, definió al Papa como “un hombre que entiende que parte de su cristianismo es extender la mano y perdonar”. “Por lo tanto, encuentro que mi relación con él es una que personalmente me da gran consuelo”, concluyó en su exposición.
Esta apelación a la misericordia de Francisco se enmarcaría, por tanto, dentro de las reflexiones que el propio Biden compartió el pasado viernes tras la audiencia vaticana cuando expresó que el Papa le dio luz verde para seguir recibiendo la comunión a pesar de las medidas abortistas de su partido y su gobierno, un consejo que cumplió puesto que el sábado por la tarde participó plenamente de la eucaristía en la iglesia romana de San Patricio.