El papa Francisco finalmente no ha podido viajar a Escocia pero su voz se ha oído en la COP26 de Glasgow, la conferencia de Naciones Unidas sobre el cambio climático. El pontífice ha enviado un mensaje a los participantes señalando que hay que “actuar para preparar un futuro en el que la humanidad sea capaz de cuidarse a sí misma y a la naturaleza”.
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Desafío para todos
“Hay demasiados rostros humanos que sufren esta crisis climática: además de sus impactos cada vez más frecuentes e intensos en la vida cotidiana de muchas personas, especialmente de las poblaciones más vulnerables, nos damos cuenta que también se ha convertido en una crisis de los derechos de los niños y que, en un futuro próximo, los migrantes por motivos medioambientales superarán a los refugiados por conflictos”, apunta el pontífice en su mensaje que ha sido leído por el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin.
Francisco reclama “una acción urgente, valiente y responsable” para lograr las metas del Acuerdo de París. “La pandemia nos enseña que no tenemos alternativas: solo podremos vencerla si todos participamos en este desafío”, asegura. Francisco se muestra rotundo: “No tenemos alternativas”, hay que trabajar con una “profunda y solidaria colaboración entre todos los pueblos del mundo”. Algo que debe traducirse en “los comportamientos cotidianos y las inversiones económico-financieras”, para que puedan salvaguardar verdaderamente las condiciones “para una vida digna de la humanidad de hoy y de mañana en un planeta ‘sano’”.
“Se trata de un cambio de época, un desafío de civilización para el que es necesario el compromiso de todos y, en particular, de los países con mayores capacidades, que deben asumir un papel protagónico en el campo de las finanzas climáticas, la descarbonización del sistema económico y de la vida de las personas, la promoción de una economía circular y el apoyo a los países más vulnerables para adaptarse a los impactos del cambio climático y responder a las pérdidas y daños causados por este fenómeno”, propone el Papa.
Conversión ecológica
“Es necesario que toda la comunidad internacional dé prioridad a la implementación de acciones colectivas”, reclama Francisco al repasar las heridas del pasado. Además, Bergoglio pidió “esperanza y valentía” porque “la humanidad tiene los medios para afrontar esta transformación que requiere una conversión real, individual, pero también comunitaria”. Para ello, prosigue, “hay que prestar especial atención a las poblaciones más vulnerables, con las que se ha acumulado una ‘deuda ecológica’ vinculada tanto a los desequilibrios comerciales con consecuencias medioambientales, como al uso desproporcionado de los recursos naturales propios y ajenos. No lo podemos negar”.
Para Francisco, “la post-pandemia puede y debe ser un nuevo inicio teniendo en cuenta todos estos aspectos, relacionados también con la puesta en marcha de escrupulosas operaciones negociadas para la condonación de la deuda externa inscritas en una estructura económica más sostenible y justa, orientada a apoyar la emergencia climática”. Aunque, lamenta el pontífice, estamos “lejos que estamos de lograr los objetivos deseados para combatir el cambio climático” y “¡no nos lo podemos permitir!”. “Este es el momento de tomar decisiones que les den motivos para confiar en el futuro”, reclama el Papa pensando en las jóvenes generaciones.
Finalmente, tras en encuentro de líderes religiosos el 4 de octubre en el Vaticano, destaca que “lo que se pudo percibir claramente fue una fuerte convergencia de todos en comprometerse con la urgente necesidad de iniciar un cambio de rumbo capaz de pasar con decisión y convicción de la ‘cultura del descarte’ imperante en nuestra sociedad a una ‘cultura del cuidado’ de nuestra casa común y de quienes viven o vivirán allí”.