“Europa: ¿dónde están tus principios y tus valores?”. Es la pregunta que lanzó al aire esta mañana el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, durante la presentación del XXIII Congreso Católicos y Vida Pública que se celebrará del 12 al 14 de noviembre en Madrid organizado por organizado por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y por la Fundación Universitaria San Pablo CEU.
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Iceta participó en este acto que tuvo lugar en la Universidad San Pablo CEU y en el también tomó la palabra de forma telemática el presidente de los obispos de Estados Unidos, José Horacio Gómez. Junto a ellos, también se encontraban el presidente de la ACdP, Alfonso Bullón de Mendoza, el director del congreso, Rafael Sánchez Saus y el consiliario de la ACdP y arzobispo emérito de Burgos, Fidel Herráez.
Cambio de época
Mario Iceta ahondó en la cuestión de cómo lo políticamente correcto supone una amenaza para los derechos humanos, que será el tema que vertebrará este foro. “Se dice que estamos en un cambio de época, que hace referencia a un cambio de una concepción antropológica, que no aparece de la noche a la mañana”, expuso Iceta, que subrayó la cuestión fundamental que considera que se ponen en juego: la libertad.
En este sentido, se identificó con el término “hipermodernidad” acuñado por Gilles Lipovetsky para poner sobre la mesa el transhumanismo, la “sociedad líquida” de Bauman, o ese “liberalismos exasperante” al que también se refiere el Papa que para el arzobispo de Burgos lleva a “la abolición del hombre y el eclipse de Dios”.
Dialogar con todos
Así, repasó algunos de los riesgos que se corren en esta deriva de valores en materia educativa, en lo referente a la crisis demográfica, en el aumento de la pobreza material y espiritual, en una nueva relectura de la historia. El arzobispo mostró una especial preocupación por los jóvenes: “La sociedad formatea y apaga sus deseos desde lo políticamente correcto”. Fue en este contexto secularizador cuando echó mano de las reflexiones europeístas de Juan Pablo II para interpelar tanto a los líderes políticos como a la ciudadanía y a los cristianos a interrogarse sobre la base de sus inquietudes y su futuro.
Como alternativa, Iceta reivindicó el Evangelio como “capaz de dialogar con todos los pensamientos y fecundar todas las civilizaciones”. “No vivimos esta situación con angustia, sino como un desafío para contrastar las concepciones antropológicas, hablar de la felicidad humana”, añadió. “Que resplandezca la verdad de un modo sinfónico”, deseó el pastor dentro de una sociedad plural.