“Estoy muy preocupado porque la política está entrando muy dentro de la Vida Consagrada y esto me da mucho miedo. Si queréis que la Vida Consagrada muera, haced política. Ese es el cáncer de la Vida Consagrada. Y, por desgracia, muchas veces se hace política”. Así de contundente, como acostumbre, se ha mostrado hoy José Rodríguez Carballo, secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), durante su aportación sobre sinodalidad en la clausura de la Asamblea General de la CONFER.
En el mismo sentido, ha continuado: “La política es una dimensión constitutiva de la persona, pero hay que estar atentos a la mala política, que es la lucha por el poder. Nosotros, los eclesiásticos, tenemos que estar alerta, porque fácilmente aceptamos prácticas poco evangélicas disfrazándolas de Evangelio”.
El arzobispo ha comenzado su intervención lanzando un aviso a los religiosos españoles: “Menos lágrimas”. “La Vida Religiosa en España y en Europa sigue contando, no está muerta. Hay mucho complejo de inferioridad, porque estábamos acostumbrados a las vacas gordas, pero ya eso no existe y no pasa nada. Tenemos que vencer la tentación del pesimismo”, ha señalado, para luego rematar: “Si estamos ta convencidos de que esto no tiene futuro, ¿qué hacemos en la barca? Es de estúpidos estar en una barca si sabemos que se va a hundir. Pero sería falta de fe y falta de realismo, porque claro que hay pecado en la Vida Consagrada, pero también hay mucha santidad”. Y ha agregado: “La Vida Consagrada está mostrando que no solo es posible sino necesaria”.
En relación al Sínodo de la Sinodalidad, abierto el pasado octubre en Roma por el Papa y que durará tres años, el franciscano ha realizado una reflexión sobre la palabra ‘sinodalidad’. “No podemos hablar de sinodalidad sin hacer referencia a la eclesiología del Pueblo de Dios propia del Concilio Vaticano II”, ha señalado. “El Sínodo, ante todo, es un momento de gracia para la conversión personal e institucional. Y, por tanto, pastoral”, ha recalcado.
Para Carballo, Francisco ha puesto a la Iglesia en “estado permanente de sinodalidad”. “Ha convertido la sinodalidad en el hecho eclesiológico del momento: ya no se trata de acontecimientos aislados”. Y es que, como afirma el Papa, “la sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia, no es una moda, un elemento para usar cuando nos conviene. Caminar juntos es una exigencia para la Iglesia. Para Jorge Mario Bergoglio, vivir e instaurar la sinodalidad en la Iglesia es una urgencia. Tal vez la mayor y la mejor”, ha reseñado.
Durante su intervención, el secretario de la CIVCSVA ha instado a los superiores mayores a vivir la sinodalidad desde la proximidad: “Hemos de acercarnos a los de cerca y a los de lejos, que se dé una escucha real entre todos, abrirse incluso a los no creyentes, porque si no nada cambiará, diremos lo de siempre para los de siempre. Si no sabemos responder, no respondamos, pero no dejemos de escuchar las preguntas”. “Como cambiarían nuestras comunidades si nos doctoramos en el arte de la escucha”, ha agregado.
De hecho, según ha afirmado, “el Sínodo resultará vacío de contenido si no nos lleva a una conversión pastoral, que empieza por una conversión personal”. Así, ha recordado que la Vida Religiosa puede ser “un ejemplo práctico de sinodalidad para la Iglesia local”, ya que, “cuando en una comunidad se construye una verdadera fraternidad, se está testimoniando la sinodalidad”.
Por otro lado, Carballo también ha hablado sobre la forma en la que ejercer el liderazgo hoy en la Vida Consagrada. “No olvidemos que los grandes dictadores fueron líderes”, ha comenzado advirtiendo. “Una expresión maravillosa que tenemos es ‘servicio de la autoridad’, teniendo presento lo que significa autoridad y lo que exige el servicio. La Vida Consagrada debe estar siempre atenta si no quiere caer en la tentación sobre la que nos pone en guardia el mismo Jesús: actuar como los políticos”.
En su opinión, ejercer el liderazgo de forma sinodal supone acabar con el autoritarismo. “Vivo con preocupación el aumento del autoritarismo en la Vida Consagrada, sobre todo, con los carismas más recientes. Parece que los fundadores tienen palabras de vida eterna, pero no, palabras de vida eterna las tiene solo uno”, ha remarcado.
En este mismo sentido, ha desvelado “la tendencia, en algunos institutos femeninos, que apuestan por que la general pueda ser elegida hasta que el Señor la llame a su Reino…”. En tono jocoso ha recordado que el propio san Francisco murió joven, “lo que es una virtud”.
Otra de las alertas que lanzó fue sobre una “enfermedad gravísima” de nombre ‘clericalismo’. “Hay jóvenes que la padecen. Pero cuidado también con el clericalismo de las mujeres”. Y ha acabado recordando que el abuso sexual y de poder se da también en la vida claustral.
Al acabar su alocución ha tomado el turno de palabra el cardenal Aquilino Bocos. El misionero claretiano quiso puntualizar las tres claves del liderazgo en la Vida Religiosa: cordialidad, uso del tiempo y presencia. Por otro lado, ha pedido a todos los religiosos ser agradecidos, fidelidad creativa y mantener una esperanza audaz.
Antes, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha pedido a los religiosos que sigan estando “en los cruces de los caminos donde está la gente, gente muy diversa. Estad y vivid según el carisma. pero estando en esos cruces. No hagáis caso si hay algún cartel en el cruce que dice prohibido el paso, vosotros tenéis que entrar a todos los caminos donde hay hermanos, ayudadlos”.
También les ha instado a “hacer giros si vemos que el camino por el que vamos no podemos ir, pues no tenemos miedo de ir por otro lado en fidelidad al carisma que un día el Señor quiso regalar a la Iglesia, para hacerle visible y viable en este momento en los que hay situaciones en las que debemos estar”. Y ha añadido: “No existe un prohibido el paso para vosotros, entrad siempre”.
En sus palabras de aliento a los religiosos, el purpurado ha señalado que ni Madrid, ni Valencia, ni Sevilla, ni ningún otro lugar sería igual si falta la presencia de la Vida Consagrada.