“No debemos dejar de pensar y hablar de la belleza, porque el corazón humano no necesita solo el pan, no solo necesita lo que garantiza su supervivencia inmediata: necesita también la cultura, lo que toca el alma, lo que acerca le acerca a su profunda dignidad. Por eso la Iglesia debe dar testimonio de la importancia de la belleza y la cultura, dialogando con la particular sed de infinito que define al ser humano”. Con estas palabras el papa Francisco ha inaugurado hoy la nueva exposición permanente de la Biblioteca Apostólica Vaticana.
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La muestra, que hace referencia a las reflexiones propuestas por el Santo Padre en la Encíclica ‘Fratelli Tutti’, propone un camino que parte de la cartografía de viajes para llegar a mapas utópicos y alegóricos. Creada en colaboración con Pietro Ruffo, un artista romano, la exposición está comisariada por Don Giacomo Cardinali, Simona De Crescenzo y Delio Proverbio, con el objetivo de establecer un diálogo entre los tesoros de la Biblioteca Apostólica Vaticana y las nuevas instancias del arte contemporáneo.
En cuanto a este “diálogo” creado entre las obras de la Biblioteca Apostólica y las creadas por Ruffo, el Papa ha señalado que “la vida es el arte del encuentro”, ya que “las culturas se enferman cuando se vuelven autorreferenciales, cuando pierden la curiosidad y la apertura hacia el otro. Cuando excluyen en lugar de integrar. ¿Qué ventaja tenemos al convertirnos en guardias fronterizos en lugar de guardianes de nuestros hermanos?”, ha aseverado.
Pasado, presente y futuro
Asimismo, el Papa ha afirmado que “el mundo necesita nuevos mapas”. “En este cambio de época que la pandemia ha acelerado, la humanidad necesita nuevos mapas para descubrir el significado de la fraternidad, la amistad social y el bien común”, ha añadido, ya que “la lógica de los bloques cerrados es estéril y está llena de malentendidos”. De esta manera, Francisco ha subrayado que esa “nueva belleza” que el mundo “necesita” ya no es “el reflejo habitual del poder de algunos, sino el valiente mosaico de la diversidad de todos”.
Por último, Francisco ha recordado que, desde el comienzo de su pontificado, ha “llamado a la Iglesia a convertirse en una ‘Iglesia en salida’ y protagonista de la cultura del encuentro“. “Lo mismo ocurre con la biblioteca”, ha afirmado. “Tanto mejor sirve a la Iglesia si, además de custodiar el pasado, se atreve a ser frontera del presente y del futuro”.