Como cada domingo, el papa Francisco ha presidido la oración mariana del ángelus ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. El pontífice ha recordado la situación de Etiopía, que vive un conflicto que dura más de un año dejando “numerosas víctimas y una grave crisis humanitaria”. El pontífice ha invitado a los fieles a orar por las víctimas y ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional. También ha recordado que se ha producido un incendio tras una explosión que ha dejado 90 muertos en Freetown, capital de Sierra Leona. Además, ha recordado la beatificación celebrada este sábado, 6 de noviembre, en Manresa (España) de tres capuchinos mártires que perdieron la vida en 1936. El pontífice ha alabado el testimonio de los nuevos beatos e, incluso, ha pedido un aplauso para ellos.
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Comentando el evangelio del día, la limosna de “una pobre viuda, precisamente una de las explotadas por los poderosos”, que “echa en el tesoro del Templo ‘todo lo que tenía para vivir’” (cf. Mc 12, 38-44), Francisco destacó el “duro contraste” entre “los ricos, que dan lo que les sobra para ser vistos, y una mujer pobre que, sin parecerlo, ofrece todo lo poco que tiene”.
Hipocresía, enfermedad del alma
Por ello, sancionó a “los que viven la fe con doblez, como esos escribas, ‘debemos mirar’ para no parecernos a ellos”, frente al “modelo que supone la viuda”. “Detengámonos en esto: cuídate de los hipócritas y mira a la viuda pobre”, recomendó. “Ten cuidado de no basar tu vida en el culto a la apariencia, a la exterioridad, al cuidado exagerado de tu propia imagen. Y, sobre todo, tener cuidado de no doblegar la fe a nuestros propios intereses”, añadió.
La actitud de los escribas, que “utilizaban la religión para ocuparse de sus negocios, abusando de su autoridad y explotando a los pobres” denunció el Papa con el clericalismo que sigue presente hoy en día. “Es una advertencia para todos los tiempos y para todos, Iglesia y sociedad: ¡nunca te aproveches de tu papel para aplastar a los demás, nunca te lucres en la piel de los más débiles!”, advirtió. “Estemos atentos, no sea que caigamos en la vanidad, no sea que nos fijemos en las apariencias, perdiendo la sustancia y viviendo en la superficialidad”, recomendó, para prevenir “la hipocresía, que es una peligrosa enfermedad del alma”.
Encontrar todo en Dios
“El Señor denuncia la explotación de esta mujer que, para hacer la ofrenda, debe volver a su casa privada incluso de lo poco que tiene para vivir. ¡Qué importante es liberar lo sagrado de sus vínculos con el dinero!”, prosiguió Bergoglio insistiendo en el mensaje de Jesús sobre el dinero. El papa, destacó, además, que “al mismo tiempo, Jesús alaba el hecho de que esta viuda eche todo lo que tiene en el tesoro. No le queda nada, pero lo encuentra todo en Dios”.
“No teme perder lo poco que tiene, porque confía en la abundancia de Dios, que multiplica la alegría de los que dan”, destacó poniendo el ejemplo de la generosidad de la viuda de la primera lectura (cf. 1Re 17, 10-16). “Jesús la propone como maestra de fe: no va al templo para limpiar su conciencia, no reza para ser vista, no hace alarde de su fe, sino que da de corazón, con generosidad y gratuidad”, prosiguió Francisco. “Sus monedas suenan más hermosas que las grandes ofrendas de los ricos, porque expresan una vida dedicada a Dios con sinceridad, una fe que no vive de las apariencias sino de la confianza incondicional”, apuntó. Y concluyó con una invitación: “Aprendamos de ella: una fe sin adornos externos, pero sincera por dentro; una fe hecha de amor humilde a Dios y a los hermanos”.