Israel Bravo Cortés, nombrado recientemente por el papa Francisco como obispo de Tibú, región que comprende el Catatumbo, conocido por su emblemático rayo, se ha presentado como el prelado que quiere “ayudar a ver la luz que hay en este lugar de Colombia”.
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Esta región del oriente colombiano está asediada por grupos terroristas (narcotraficantes, disidencias de guerrillas y paramilitares), financiados por la dictadura venezolana, y que mantienen en zozobra a la población.
El nuevo obispo se posesionó “con este sentir, quiero ir al Catatumbo: con el deseo de compartir la luz que engalana mi vida y la de muchos creyentes, la luz de Cristo, y poder así poner mis capacidades y fuerzas al servicio de los más pobres y necesitados”.
Crecer en la fe
Bravo mencionó que “a lo largo de mi existir le he pedido al Señor que guíe mis pasos, que me diga por dónde ir. Sé que solo me pierdo y con Él en mi vida he podido amar y servir con alegría”.
El nuevo obispo hizo una alegoría de la multiplicidad de rayos que suelen caer durante el año en esta región del país, fenómeno conocido por los indígenas Motilón Bari como ‘Catatumbo’: “Si bien para muchos estas centellas de luces pueden producir temor, suspenso e incertidumbre, para otros puede ser un faro de luz que embellece la oscuridad”.
“Junto a ustedes, espero crecer en la fe, proclamar la buena nueva que Cristo nos trajo y, sobretodo, insistir en que no podemos dejar que la violencia en todas sus formas apague la luz de la verdad y las grandes esperanzas de todos los hijos e hijas de Dios que habitan aquí”, acotó.
Foto: Diócesis de Cúcuta
