Con una eucaristía celebrada en la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México, el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Miguel Cabrejos Vidarte, inauguró la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, que se llevará a cabo a partir de este domingo 21 de noviembre de 2021 hasta el día 28.
Ante los pies de la Virgen de Guadalupe, emperatriz de América, el también Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana pidió al Señor Jesús el don de la escucha para que la Iglesia pueda salir de sus reducidas posiciones particulares, y se acerque a quienes buscan a Dios.
En el santuario del Tepeyac estuvieron presentes obispos y cardenales del continente, así como asambleístas de las 22 conferencias episcopales de América Latina y el Caribe e invitados especiales de Europa.
Cabrejos Vidarte agradeció a Dios el estar presentes bajo la tierna mirada de nuestra Madre, María de Guadalupe, celebrando la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, e iniciando esta nueva experiencia de vivir, sentir y participar en la Iglesia.
“Me refiero a la Asamblea Eclesial que inauguramos hoy, luego de un largo camino recorrido juntos, escuchando a todos, sintiendo lo hermoso que es ser miembro del Cuerpo Místico de Cristo, protagonistas y corresponsables de la evangelización como discípulos misioneros“.
Esta Asamblea Eclesial –explicó el arzobispo metropolitano de Trujillo- a semejanza de la Conferencia de Medellín, “es un evento histórico. Porque Medellín fue la ‘recepción creativa’ del Concilio Vaticano II, en un contexto marcado por la pobreza y la exclusión; y, esta Asamblea, al tener como objetivo ‘reavivar Aparecida’, que reafirmó la renovación conciliar, busca contribuir para una ‘segunda recepción’ del Vaticano II en el nuevo contexto en que vivimos”.
Dijo que esta asamblea es histórica también por el hecho de que, en vez de haber realizado la sexta conferencia general de los obispos, el papa Francisco propuso esta iniciativa. “Hay, por tanto, el paso de una asamblea donde participaban solo obispos, a una asamblea plenamente eclesial, como expresión del ejercicio del sensus fidelium“.
Para Cabrejos, esta primera asamblea “al igual que hace dos mil años, se realiza con la presencia de Nuestra Madre, María del Tepeyac, quien representa a todas las advocaciones que sostienen y sustentan la vida e identidad de nuestros pueblos Latinoamericanos y Caribeños”.
“Hemos venido hasta aquí para invocar su fiel y potente intercesión, para que nos muestre el rostro y la mirada de Cristo en esta etapa de encuentro presencial y virtual”.
El presidente del CELAM pidió a Santa María de Guadalupe “nos señale el camino que Dios desea para su Iglesia en nuestra región. Quiero que juntos le pidamos que nos haga dóciles para asumir un proceso de conversión permanente, en comunión con el Concilio Vaticano II y el papa Francisco, en camino al Sínodo sobre la Sinodalidad, y lo que signifiquen las exigencias pastorales hacia el Jubileo del acontecimiento Guadalupano (2031) y el de la Redención (2033)”.
Y dirigiéndose a la Virgen de Guadalupe, dijo: “Te presentamos, Madre, la ofrenda del camino recorrido. Han pasado 14 años desde la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, la cual, como ha dicho el Santo Padre, ‘todavía tiene mucho que ofrecer’, y nos encontramos ahora en una sola Asamblea en actitud de oración y discernimiento en la hermosa y poliédrica diversidad eclesial”.
Queremos –dijo- “en la difícil unidad en la diversidad, responder y acompañar a todo el Pueblo de Dios en una hora profundamente compleja y difícil, en un tiempo de pandemia, donde los más vulnerables, los preferidos de Cristo, siguen siendo los más afectados. No nos olvidemos: ¡Cristo sigue crucificado en ellos!”.
También pidió que San Juan Diego, “testigo privilegiado de la presencia materna de Santa María de Guadalupe, sea ejemplo para abrir nuestros corazones a la interculturalidad, sin temores ni dudas”.