Las desigualdades sociales han aumentado a consecuencia de la pandemia en nuestro país, provocando una pobreza cada vez es más intensa y feminizada que se hace más patente, si cabe, entre los jóvenes. Así lo confirma el Informe España 2021, presentado hoy en la Universidad Pontificia Comillas. “La pobreza afecta más a los niños y a los hogares monoparentales con mujeres al frente, que son los más vulnerables al impacto de la pobreza”, se lee en este trabajo anual de investigación que analiza la realidad socioeconómica en España año tras año.
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Concretamente, en el capítulo ‘La economía española ante la Covid19: efectos, retos y soluciones’, se destaca que “siguen manteniéndose los desequilibrios de género, y el incremento de desempleo a lo largo del año fue mayoritariamente del lado femenino”. Además, el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social en España se sitúa este año en el 26,4%, aumentando alrededor de un 1% desde 2019. La cuarta peor cifra en el conjunto de Europa.
“Desde 1993 este informe hace una radiografía del país”, ha apuntado Enrique Sanz Giménez-Rico, rector de la Universidad Pontificia Comillas. “El presente informe esta atravesado por la Covid-19, y resulta difícil encontrar un precedente como el de la pandemia de los 28 años de vida de este estudio que aborda la situación de España desde los prismas de la política, la filosofía, la economía, los cuidados, el modelo territorial…”, ha afirmado.
Desempleo y vulnerabilidad
Agustín Blanco, director de la Cátedra Martín Patino de la Cultura del Encuentro de la Universidad Pontificia Comillas, responsable del informe, ha subrayado, citando el informe, que “la pobreza se intensifica, y las personas y hogares más pobres ven agravada su situación, mientras que otros que estaban en los umbrales de la pobreza antes de la pandemia pasan a empeorar su situación”.
El informe apunta, asimismo, que existen “importantes niveles de desempleo en determinados colectivos, como jóvenes, mujeres, personas con discapacidad y mayores de 45 años”. Además, se resalta la situación de la tercera edad y de los hogares unipersonales, que se incrementan entre la población mayor: más del 42% de las mujeres de más de 85 años viven solas, mientras que solo el 21% de los hombres lo hace.
Por otro lado, el estudio revela que el 60% de la población considera que la pandemia “le está haciendo cambiar su forma de vivir, de pensar, de cuidar la salud y de relacionarse socialmente”. Además, confirma que los jóvenes y las personas desempleadas son los dos grupos especialmente perjudicados durante la pandemia y los que registran niveles más bajos de bienestar, se sienten en general excluidos de la sociedad y presentan mayor riesgo de sufrir depresión.
Jóvenes y sistema educativo
Además, la tasa de abandono temprano de la educación y formación se sitúa en un 20,2% entre los hombres y 11,6% entre las mujeres, siendo así España el segundo país de la UE, solo por detrás de Malta, con mayor porcentaje de jóvenes entre los 18 y 24 años que no tiene estudios medios.
El informe destaca del mismo modo el impacto de la pandemia y el cierre de los centros educativos que, “en términos generales, han sido negativos para los jóvenes, pero de menor intensidad de lo que se podría haber esperado y muy concentrado en el principio del confinamiento”. En cuanto a los docentes, el estudio subraya especialmente el impacto de la pandemia en su bienestar emocional, aunque más del 50% de españoles ha mejorado su opinión respecto al personal docente tras el Covid-19.
El informe también apunta al aumento del uso de la tecnología, sobre todo entre los jóvenes, lo cual “ha influido en sus relaciones sociales”. De hecho, el informe recuerda “que el 80% de los jóvenes entienden que las relaciones por Internet generan más confianza que las relaciones cara a cara”, aunque, al mismo tiempo, “el 75% está de acuerdo con que el uso de estas tecnologías favorece que las personas se aíslen de los demás, pasando más tiempo con las pantallas que con las personas que les rodean de forma más inmediata”.
El documento apunta, del mismo modo, que la crisis sanitaria ha puesto de relieve “la necesidad de refundar la atención primaria, prestar mayor atención a nuevas profesiones y al papel de la enfermería, desarrollar la especialidad de medicina preventiva y salud pública y, sobre todo, impulsar la formación continua, poner fin a la temporalidad de los profesionales sanitarios y su consiguiente precariedad laboral”.
La situación de los centros de mayores
Y, en cuanto a las residencias de mayores, apunta que “la pandemia ha visibilizado importantes carencias en el actual sistema de cuidados a los mayores y muy especialmente en las residencias”. “La Covid ha agravado aún más el problema que supone la precariedad laboral de las profesionales del cuidado, mujeres inmigrantes en su mayoría, con poco apoyo familiar y social, inestabilidad en el empleo, salarios muy bajos y formación escasa”, aseveran desde la Universidad Pontificia Comillas.
Por último, el informe incide en la necesidad de avanzar en la paulatina reconversión de las residencias tradicionales “en unidades de convivencia, habitadas por grupos pequeños de personas con profesionales estables y una vida cotidiana normalizada y con sentido para ellas”. “Todo ello en un entorno hogareño facilitador de la generación de un clima familiar, cálido y de preservación de sus capacidades”, explica el documento.