En la Catedral Castrense, en Santiago, se celebró la misa presidida por el nuncio apostólico, Alberto Ortega
“Nuestra vocación esencial consiste en servir”, expresó Ossandón en su homilía, dirigiéndose a la comunidad castrense. Agregó: “Los militares, marinos, aviadores y carabineros conocen bien esta vida de servicio. Ante Dios y la bandera de Chile han jurado dar la vida si fuera necesario para la defensa nacional y el orden público, para dar la vida por los afligidos en tiempos de tragedia y calamidades, para dar la vida cada día por el desarrollo integral de cada persona y del país. Para servir a la paz en Chile y en los pueblos amigos”.
En la eucaristía participaron también obispos y sacerdotes de la Arquidiócesis de Santiago, donde Ossandón era obispo auxiliar, además de otros obispos, los capellanes castrenses y familiares del obispo que asumía.
Pedro Ossandón Buljevic nació en Santiago hace 64 años, hijo de Carlos y Lucrecia. Es el tercero de 5 hermanos. Su padre fue Coronel del Ejército y profesor de la Academia Militar lo que provocó frecuentes traslados de la familia. Por eso Pedro estudió en varios colegios en distintas ciudades del país, incluso en Argentina.
En la Pontificia Universidad Católica de Chile estudió Pedagogía, Filosofía y Teología. Fue ordenado sacerdote para la Arquidiócesis de Santiago el 20 de diciembre de 1986, asignado a parroquias y luego designado Vicario Episcopal de la Zona Norte de su arquidiócesis.
En noviembre de 2008, el Papa Benedicto XVI lo eligió obispo auxiliar de Concepción (2008-2012) y en enero de 2011 fue designado Administrador Apostólico de esa arquidiócesis, ante el traslado de Ricardo Ezzati como arzobispo de Santiago. En mayo de ese año recibió al nuevo arzobispo, Fernando Chomalí. En julio de 2012 fue nombrado Obispo Auxiliar de Santiago. Desde junio de 2018 fue Administrador Apostólico de la diócesis de Valparaíso hasta el 15 de julio de 2021 cuando regresó como obispo auxiliar a Santiago. El pasado 28 de octubre el Papa Francisco lo designó Obispo Castrense.
En su homilía, Ossandón profundizó la idea del servicio. “Esta vocación de servir, dijo, conoce bien la más sabia y sana de las opciones en la vida, la de Jesús, la que surge de la donación de sí y que el Señor fundamenta diciéndonos que ‘no hay amor más grande que dar la vida por los amigos’. El servicio al prójimo nos da la plenitud y la alegría del amor”.
También recalcó que “es posible vivir en el compromiso verdadero para crear ambientes sanos y seguros donde respetamos la dignidad de la persona humana y trabajamos unidos para aprender a dialogar y a realizar el desarrollo integral de todas las familias y comunidades de Chile y de los pueblos hermanos”.
“Siempre en comunión con el Papa, la Iglesia y nuestra comunidad castrense y el país, podemos ofrecemos una Buena Nueva que no busca sus propios intereses sino el bien para todos, partiendo por los más pobres de Chile, los predilectos de Jesús”, continuó Ossandón en su homilía.
Casi al concluir su mensaje, el obispo castrense recordó a los militares, marinos, aviadores y carabineros enfermos y heridos en actos de servicio, así como a sus familias y personal de salud que les han acompañado: “Para todas estas personas, nuestro compromiso de seguir trabajando por un pueblo que tiene vocación de entendimiento y no de enfrentamiento”. Agradeció también a todos los queridos difuntos, a quienes pidió su oración de intercesión en Jesucristo, recordando su contribución a cimentar los principios y valores del país.
Concluyó dando gracias a Dios por “habernos dado la mejor de las Madres, la Virgen María del Carmen, Madre de Chile, Patrona Jurada de todos nosotros. A ella le suplicamos que nos cuide y proteja con su más sabio consejo: “Hagan todo lo que Jesús les diga”.