‘La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación’ es el tema central de la XLIII Semana Social de España, que se celebra en Sevilla, desde hoy, 25 de noviembre, hasta el próximo día 27. Convocada por la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción Humana de la CEE, dedicada este año a la regeneración de la vida pública.
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“Las Semanas Sociales de España son un servicio de la CEE para el estudio, difusión y aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia en relación a las cuestiones sociales de notoria actualidad”, ha explicado el anfitrión de la jornada, José Ángel Sáiz Meneses, arzobispo de Sevilla. Asimismo, ha subrayado que se trata de “una reflexión sobre el espacio y el tiempo de la Iglesia, sobre su iluminación del tiempo y presente, y su iluminación al bien común y la sociedad”.
“El tema elegido no puede ser de mayor actualidad y urgencia”, ha afirmado Sáiz Meneses. “Como nos recuerda el papa Francisco, es necesario generar un nuevo humanismo que canalice la irrupción de la fraternidad para acabar con la globalización de la indiferencia y la hiperinflación del individuo“, ha apostillado. Por ello, el arzobispo de Sevilla ha apuntado que “no podemos llevar a cabo esta tarea con remedios superficiales. Hay que llegar a la raíz de los problemas. Una tarea profunda y compleja que requiere la aportación de todos los agentes sociales”.
Palabras del Papa
También ha participado de la apertura de esta Semana Social el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, quien ha leído un mensaje enviado por la Secretaría de Estado del Vaticano en nombre del papa Francisco. “El Santo Padre les anima a avanzar hacia órdenes sociales y políticos que garanticen el bien común para todos. Esta es la auténtica regeneración de la política en la vida pública”, ha leído el nuncio.
Asimismo, en su intervención, Auza ha señalado que “la Iglesia católica tiene un rico tesoro en su doctrina social, que nos insta a poner en práctica nuestra fe con gestos concretos en todos los ámbitos de la vida pública”. De esta manera, ha recordado que, como individuos y como sociedad “nuestra fe no nos deja indiferentes. Por ello, ante situaciones de injusticia, nuestra posición no puede ser solo la denuncia, sino buscar el bien común”.
