Crece la convicción de que fieles, curas y obispos son cada vez más sensibles hacia el difícil ministerio del exorcista. “Entre los años 60 y el año 2000, los sacerdotes estaban poco interesados en los exorcismos y pasaron a estar cada vez más olvidados. Pero ahora ha vuelto el interés y cada vez son más los presbíteros preparados para ejercer este ministerio”, explicó el padre Pedro Barrajón, profesor de Teología del APRA, durante la última edición del curso sobre exorcismos que ofrece esta universidad, celebrado a finales de octubre.
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“Entre los obispos hay mayor conocimiento y ahora tienden a nombrar más exorcistas. Los sacerdotes también se muestran más dispuestos a serlo, aunque piden una formación específica como la que ofrece este curso”. Un seminario en el que se inscribieron 143 personas de 26 países diferentes.
El padre Luis Ramírez, coordinador del Instituto Sacerdos y otro de los organizadores, confirmó que “es cada vez más fuerte la conciencia” ante la necesidad de que la Iglesia responda a los fieles que aseguran sufrir una posesión demoníaca. “También se habla más del tema”, dijo Ramírez, que no relacionó este aumento con la pandemia. “Hay episcopados, como Costa Rica y Colombia, que nos han pedido ayuda para llevar nuestro curso, aunque adaptándolo”, desveló.
Influjo jesuita
Barrajón admitió que la preocupación puede haberse fomentado porque “Francisco habla del demonio como hace todo buen jesuita, como san Ignacio en sus Ejercicios Espirituales. Creo que ha tenido un cierto influjo en una mayor toma de conciencia”, reconoció el profesor del APRA. Además, en 2014, la Congregación para el Clero aprobó los estatutos de la Asociación Internacional de Exorcistas y –junto a Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, y Doctrina de la Fe– impulsó la publicación en 2020 de las Líneas Guía para este ministerio.
