El Pontífice envía un vídeomensaje cuando queda menos de una semana para su próximo traslado a dos países que están en las “fuentes de Europa”
El papa Francisco ya ha enviado su primer “¡kaliméra sas!” (expresión griega para dar los buenos días) a los fieles de Chipre y Grecia. El pontífice ha anticipado su próximo viaje, del 2 al 6 de diciembre, con un mensaje en vídeo que se ha hecho público este sábado, 27 de diciembre. “Voy con alegría, precisamente en nombre del Evangelio, tras las huellas de los primeros grandes misioneros, especialmente los apóstoles Pablo y Bernabé”, señala el Papa.
“Es bueno volver al origen y es importante que la Iglesia redescubra la alegría del Evangelio. Con este espíritu me estoy preparando para esta peregrinación a las fuentes, que pido a todos que me ayuden a preparar con sus oraciones”, apunta el pontífice. “Al encontrarme con vosotros podré saciar mi sed en las fuentes de la fraternidad, que son tan preciosas en un momento en el que acabamos de iniciar un camino sinodal universal”, les dice Francisco.
El Papa reivindica que “hay una ‘gracia sinodal’, una fraternidad apostólica que deseo tanto y con gran respeto: es la expectativa de visitar a sus beatitudes Crisóstomos y Ieronymos, jefes de las Iglesias Ortodoxas locales”. “Como hermano en la fe tendré la gracia de ser recibido por vosotros y de encontraros en el nombre del Señor de la Paz”, expresa.
A los fieles, les reitera que va “con afecto a llevaros el ánimo de toda la Iglesia católica”. “Visitarlos también me dará la oportunidad de beber de las antiguas fuentes de Europa: Chipre, el vástago de Tierra Santa en el continente; Grecia, el hogar de la cultura clásica. Pero aún hoy Europa no puede ignorar el Mediterráneo, el mar que ha visto la difusión del Evangelio y el desarrollo de grandes civilizaciones”, añade. Por eso, reclama que “el ‘mare nostrum’, que conecta tantas tierras, nos invita a navegar juntos, no a dividirnos yendo por caminos separados, especialmente en un momento en que la lucha contra la pandemia sigue siendo exigente y la crisis climática se cierne sobre nosotros”.
Un mar, añade, por el que “en los últimos años y en la actualidad, huyen de la guerra y la pobreza, desembarcando en las costas del continente y de otros lugares, y no encontrando hospitalidad sino hostilidad e incluso explotación. Son nuestros hermanos y hermanas. ¡Cuántos han perdido la vida en el mar! Hoy ‘nuestro mar’, el Mediterráneo, es un gran cementerio. Como peregrino a las fuentes de la humanidad, iré de nuevo a Lesbos, con la convicción de que las fuentes de la vida común sólo volverán a florecer en la fraternidad y la integración: juntos”, reclama.