Este sábado, 27 de noviembre, la Diaconía Central de la Fraternidad de Comunión Liberación (CL) –organismo principal del movimiento– ha confirmado al laico Davide Prosperi, profesor de Bioquímica de la Universidad de Milán, como nuevo presidente ‘ad interim’ de la fraternidad tras la renuncia de Julián Carrón. Esta decisión se ha tomado tras ser recibido Prosperi en audiencia por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
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Un año para las elecciones
Desde la fraternidad ya han informado al dicasterio que preside el cardenal Kevin Farrell y el nuevo responsable ha escrito a los miembros relatando la audiencia que tuvo el pasado 25 de noviembre en Roma. En ella, el propio Farrell le ha “reconocido plenas funciones en el cargo como presidente de la Fraternidad ‘ad interim’, es decir, hasta que se celebren nuevas elecciones, como establece el Decreto general promulgado el 11 de junio de 2021, que entró en vigor el pasado 11 de septiembre. Lo cual no podrá tener lugar antes de que hayan transcurrido doce meses desde la fecha de entrada en vigor de mi cargo”.
Mientras, según explica, se prepararán unos nuevos estatutos con los preceptivos procesos de consulta y aprobación para “garantizar que las nuevas normas reflejen de la manera más adecuada posible la originalidad de nuestro carismay por tanto la identidad específica de la Fraternidad de CL dentro de la Iglesia”. Para ello se creará una comisión al respecto. Prosperi ratifica que el cardenal ha encomendado a Prosperi “la gran responsabilidad de actuar de manera que todos nosotros sigamos teniendo una propuesta educativa clara, para que nuestra experiencia también crezca en esta etapa de transición”.
Más allá de las cuestiones de este proceso, el nuevo presidente ha convocado a un encuentro virtual a través de un vídeo el próximo lunes, 29 de noviembre. En él compartirá “todo lo que me preocupa y las reflexiones que considero más importantes para que podamos atravesar unidos y seguros esta nueva etapa en la vida del Movimiento”. “La tarea de testimonio que Dios nos encomienda es grande y, como nos recordaba Julián en su última carta, en este momento concreto cada uno de nosotros está llamado a asumir la responsabilidad del carisma”, concluye.
