Miguel Cabrejos agradeció a los fieles católicos, a los asambleístas virtuales y presenciales y a las diferentes comisiones por su trabajo y participación en esta asamblea que ha sido un desafío
En la última conferencia de prensa de la Asamblea Eclesial de América Latina y del Caribe que se llevó a cabo del 21 al 28 de noviembre en la Ciudad de México, Miguel Cabrejos Vidarte, presidente del CELAM, aseguró que el Papa ha puesto mucha esperanza en esta asamblea porque “al final es un camino sinodal, hemos hecho un ejercicio sinodal, y esta asamblea es histórica, es inédita”.
“Poner en movimiento un continente ha sido un gran desafío pero ha sido; ponerlo en movimiento un año entero a pesar de las circunstancias, pandemia, las otras circunstancias propias del país y del mismo continente y la tecnología que ha sido puesta al servicio de la comunicación… en realidad la gente ha entrado y se ha puesto en espíritu de comunión”, añadió.
Para Miguel Cabrejos, la gran riqueza de la Asamblea es la gran escucha, que se ha realizado en diferentes etapas, “hay un documento narrativo sobre la escucha de más de 70 mil personas; después ha habido otra gran escucha de la parte teológica pastoral, que terminó con un documento de discernimiento y esta vez esta asamblea fue otra gran escucha real, auténtica de lo que anhela el pueblo de Dios”.
Por lo anterior –dijo- “estamos invitados como obispos y fieles a seguir escuchándonos y seguir escuchando la voz del espíritu, creo que esa es la clave, sin el espíritu de Dios no hay nada, ésa es la diferencia con otras instituciones, organizaciones, el espíritu de Dios nos alimenta, el espíritu de Dios nos guía y le agradecemos a Él y estamos bajo la protección materna de la Santísima Virgen de Guadalupe”.
Previamente, Cabrejos había señalado ante los asambleístas: “Queremos tener siempre el corazón y la mente dispuestos a la inspiración del Espíritu Santo que nos invita al desborde, y como nos pide el Santo Padre. El Espíritu de Aparecida nos acompaña. El manto de Guadalupe nos cubre. Regresamos ahora a nuestros lugares de origen y de servicio con los ojos y el corazón llenos de agradecimiento, de vivencias y de experiencias frutos de esta Asamblea nuestra, que es ya un don para la Iglesia de América Latina y el Caribe, también para la Iglesia universal“.
En la conferencia de prensa se contó con la participación de Rogelio Cabrera, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y presidente del Consejo de Asuntos Económicos del CELAM; así como de la hermana Gloria Liliana Franco, presidenta de la Confederación Caribeña y Latinoamericana de Religiosas y Religiosos; Mauricio López, director del Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral y el padre Pedro Brassesco, secretario adjunto del CELAM.
Al dar respuesta a las preguntas de los representantes de los medios de comunicación, los participantes se refirieron entre otras cosas a lo que consideran los mayores aprendizajes de la Asamblea Eclesial.
Cabrejos consideró que para él lo más importante de la asamblea es que se desarrolló en un espíritu de oración, comunión y fraternidad; mientras que para Cabrera lo es el hecho de que todos tienen derecho a hablar pero también a escuchar “es una ascesis, un verdadero esfuerzo que a todos nos cuesta y que el resultado será la comunión”.
Asimismo, la hermana Liliana manifestó que aprendió y confirmó que la escucha conduce a la conversión “y me afirmé en tres semillas o desbordes: de la mística y la sensibilidad, de lo comunitario y de las redes, y del profetismo y la misión, como el camino y que para eso tenemos que estar todos, no puede faltar ninguno”.
En tanto, el padre Pedro Barreto dijo que aprendió de la asamblea cómo es necesario el entusiasmo, entendido como esa presencia de Dios en nuestro interior, para poder llevar a cabo esta tarea y esta misión.
Finalmente, Mauricio López enfatizó: “en este momento nos estamos jugando la reforma de la Iglesia del Concilio Vaticano II enclave de eclesiología del pueblo de Dios, es una cuestión de 60 años pero ahora está en un momento absolutamente relevante, la sinodalidad es inherente a la identidad de la Iglesia, sin escucha es solo un concepto hermoso pero sin futuro y la escucha sin nuevos caminos se queda atrapada y retenida sin transformar nada”.