Durante la audiencia general que presidió este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano, el papa Francisco recordó a los fieles que mañana jueves comienza su viaje a Chipre y Grecia, donde permanecerá hasta el lunes. Será una visita a las “queridas poblaciones de estos países ricos de historia, de espiritualidad y de civilización”, dijo el Pontífice, subrayando que también se trata de un desplazamiento “a las fuentes de la fe apostólica y de la fraternidad entre cristianos de varias confesiones”. Durante su estancia en territorio griego pasará un par de horas en Lesbos, la isla helena meta habitual de los refugiados que tratan de llegar a Europa cruzando el mar Egeo. En Lesbos el Papa tendrá la oportunidad de acercarse “a una humanidad herida en la carne de tantos migrantes en búsqueda de esperanza”.
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La catequesis de este miércoles estuvo dedicada a la figura de San José, como la de la semana pasada, aunque en esta ocasión profundizó en su posición como hombre “justo” cuando supo que María estaba embarazada antes de convivir con ella. Esta “culpa”, recordó Francisco, se castigaba en la sociedad israelita con la lapidación, aunque entonces se había hecho una interpretación más moderada “que imponía solo el acto de repudio, pero con consecuencias civiles y penales para la mujer”.
San José salvó “la observancia de la ley y el honor de la esposa” al repudiarla en secreto, sin someterla a la humillación pública. Tras recordar cómo “la voz de Dios” intervino en el discernimiento de José en aquel trance, Jorge Mario Bergoglio destacó lo importante que es para todas las personas “cultivar una vida justa y al mismo tiempo sentirnos siempre necesitados de la ayuda de Dios. Para poder ampliar nuestros horizontes y considerar las circunstancias de la vida desde un punto de vista diferente, más amplio”.
La “peligrosísima guerra fría” en los matrimonios
Continuó Francisco con su catequesis, dedicada en especial a los novios y a los recién casados, recordando lo habitual que resulta que la vida no sea como se había imaginado, en particular en las relaciones amorosas. “Nos cuesta pasar de la lógica del enamoramiento a la del amor maduro. Y se debe pasar. Precisamente cuando el enamoramiento con sus expectativas parece terminar, ahí puede comenzar el amor verdadero”, dijo.
Los novios cristianos, en particular, están llamados “a testimoniar un amor así, que tenga la valentía de pasar de las lógicas del enamoramiento a las del amor maduro. Esta es una elección exigente, que, en lugar de aprisionar la vida, puede fortificar el amor para que sea duradero frente a las pruebas del tiempo”, comentó Francisco, que reconoció una vez más que es habitual discutir en la pareja y que “vuelen los platos”, aunque pidiendo hacer siempre las paces antes de ir a dormir. “Si no la guerra fría del día después es peligrosísima”.