“La Iglesia católica tiene una responsabilidad con estos pobres que ahora apenas pueden sobrevivir en Bielorrusia en el frío del invierno”, ha dicho el prelado
“Esta crisis migratoria no solo amenaza la nación polaca, sino que afecta a toda Europa”. Con estas palabras ha expresado el presidente de los obispos alemanes, Georg Bätzing, su preocupación por la situación migratoria en la frontera entre Polonia y Bielorrusia. “La paz global está en riesgo”, ha aseverado.
Sin embargo, con estas palabras, recogidas por Katholisch, Bätzing no apunta a una crisis generada por los migrantes, llegados en su mayoría de África y Oriente Medio, sino que señala al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, de quien ha criticado que use a los refugiados “como juguetes políticos” que, “engañados o no, se han metido en una situación que nadie debería querer”.
En concreto, Bätzing hacía referencia a la táctica de Bielorrusia para ejercer presión en las fronteras. Y es que durante 2020, las autoridades bielorrusas simplificaron enormemente los requisitos de los visados para entrar en el país a 76 estados entre los que se encuentran algunos en los que existen conflictos armados activos, como es el caso de Siria, Libia, Irak y Afganistán. Al hacer esto, los migrantes pueden acceder al país en avión.
Sin embargo, estos migrantes no permanecen en Bielorrusia en su mayoría, sino que, tal como han denunciado las autoridades polacas y testigos de lo ocurrido, luego son trasladados a las fronteras, desde donde acceden, del modo que pueden, a Polonia. Aun se desconoce quiénes organizan estos viajes, si bien se presupone que se trata de mafias de tráfico de personas, conocedoras de que los migrantes que llegan, en su mayoría tienen familiares y conocidos en otros países de Europa, como Alemania.
Todo esto fue explicado a Bätzing por parte del presidente del episcopado polaco, Stanislaw Gadecki, con quien se reunió ayer en Polonia. Asimismo, Bätzing recordó que la Iglesia católica tiene “una responsabilidad con estos pobres que ahora apenas pueden sobrevivir en Bielorrusia en el frío del invierno”.