El arzobispo de San Francisco, Salvatore Cordileone, no está vacunado contra el coronavirus. Así lo ha desvelado en una entrevista al diario ‘The Francisco Chronicle’, en la que ha puesto en cuestión la eficacia del suero que busca frenar la expansión de la pandemia.
- PODCAST: Reggaeton en el Vaticano
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
“Las vacunas, en primer lugar, no son realmente vacunas, como pensamos en las vacunas. Pensamos en una vacuna como una inyección que le da inmunidad a una enfermedad de por vida o al menos durante mucho tiempo “, expuso Cordileone. En este sentido, defiende que las inyecciones contra el coronavirus “no dan ninguna inmunidad en absoluto. Dan protección”.
Sistema inmunológico
Bajo esta tesis, expresa su resistencia para vacunarse, añadiendo además de que su “sistema inmunológico es fuerte” y que su médico personal le hizo saber que “probablemente no sea necesario que me vacune”. Consciente de sus revelaciones, el propio Cordileone expresó al periodista del diario norteamericano que “me estoy metiendo en una polémica, supongo”. Por eso, intentó autojustificarse incluso señalando que “no soy un antivacunas”.
Lo cierto es que en cualquier caso, se distancia del criterio, no solo marcado por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, sino también desde Roma, puesto que el Papa Francisco ha manifestado de forma contundente la necesidad de una vacunación universal y no pocos obispos en el planeta han declarado que no recibir la inyección podría considerarse “un pecado grave”.
Distribución de la vacuna
En su reflexión en torno al suero, sin embargo, Cordileone sí mostró su preocupación porque “la distribución de la vacuna sea más equitativa, para que los países pobres puedan tener acceso a ella”. “Para que aquellos que realmente necesitan vacunarse puedan recibirlo”, añadió a renglón seguido.
Preguntado por el protocolo que llevaría a cabo en caso de notar síntomas, el arzobispo apuntó que “me haría la prueba y me quedaría en casa..”. En este sentido, dejó caer otro comentario de dudoso valor científico: “Muy rara vez alguien asintomático propaga el virus”.
.