El Papa está poniendo toda la carne en el asador para viajar a Rusia. Así lo ha manifestado en la rueda de prensa a bordo del vuelo de Grecia a Roma. “En el horizonte no muy lejano está un encuentro con el patriarca Kyrill”, expresó Francisco sobre una futurible reunión con la actual cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa. De hecho, adelantó que en los próximos días visitará el vaticano el metropolitano ruso Hilarión Alfeyev, jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.
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“El patriarca tiene que viajar, quizás a Finlandia, y yo estoy siempre dispuesto a ir a Moscú, para dialogar con un hermano”, compartió con la prensa Francisco, que recalcó que “para dialogar con un hermano no hay protocolos, un hermano ortodoxo que se llame Cirilo, Cristóstomo, Jerónimo”.
Trabajar juntos
“Cuando nos encontramos no bailamos el minué, nos decimos las cosas a la cara, pero como hermanos”, expresó sobre las discusiones abiertas entre las confesiones cristianas. “Debemos intentar ir juntos, trabajar y caminar en unidad y por la unidad”, deseó, convencido de que “no debemos quedarnos quietos esperando que los teólogos se pongan de acuerdo”.
En este sentido, echó mano de la conversación que mantuvieron Atenágoras y Pablo VI. “Pongamos a todos los teólogos en una isla para que discutan y vayamos juntos a otra parte”, bromeó el Papa sobre la necesaria labor de la teología, que reivindicó la necesidad de continuar “rezando juntos, haciendo caridad juntos”.
El deseo incumplido de Juan Pablo II
De esta manera, todo el engranaje diplomático vaticano parece estar volcado para limar asperezas en materia política, amén de los puentes abiertos por las plataformas ecuménicas para reforzar los puentes con los ortodoxos. Lo cierto es que la Iglesia católica apenas cuenta con medio millón de fieles y siempre bajo sospechas de proselitismo en un país que cuenta con 144 millones de habitantes.
De producirse, Francisco cumpliría con el reto que no lograron alcanzar ni Juan Pablo II ni Benedicto XVI. El Papa polaco que luchó en lo personal y pastoral contra la amenaza del comunismo falleció sin ver cumplido su deseo. Ni tan siquiera cuando se vio en noviembre de 2003 con Vladimir Putin en el Vaticano, logró arrancar de él una invitación, más allá de elogios por la mejore del “entendimiento” entre la Santa Sede y Moscú. Por su parte, el Kremlin también valoró enormemente los pasos dados en materia de relaciones bilaterales por parte de Benedicto XVI.
Petición de perdón
En el encuentro con los periodistas, el Papa también hizo referencia a su petición de perdón a los ortodoxos griegos “por todas las divisiones que hay entre los cristianos, pero sobre todo por aquellas que nosotros hemos provocado: los católicos”. “Es más difícil pedir perdón a un hermano que a Dios”, apostilló después.
En cuanto a la sinodalidad, lamentó que la Iglesia católica latina “se había olvidado”, aun cuando fue “san Pablo VI quien restableció el camino sinodal”: “Estamos haciendo un camino para adquirir el hábito de la sinodalidad, de caminar juntos”.