El papa Francisco sacó la cara por el dimitido arzobispo de París, Michel Aupetit, durante el vuelo de regreso de Grecia a Italia, en su encuentro con los periodistas. El Papa aceptó su renuncia la semana pasada después de trascender que mantuvo una relación “ambigua” en 2012 con una mujer.
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“Fue una falta de él, una falta contra el sexto mandamiento, pero no total, de pequeñas caricias y masajes que hacía a la secretaria, ésta es la acusación”, desveló el Papa sobre los motivos del cese del prelado francés. “Esto es pecado -expuso Francisco-, pero no es de los pecados más graves, porque los pecados de la carne no son los más graves. Los más graves son aquellos que tienen más carácter angelical: la soberbia, el odio”.
Ante la charlatanería
A renglón seguido, subrayó que “Aupetit es un pecador, como lo soy yo – no sé si usted se siente… tal vez – como ha sido Pedro”, recordando que Cristo le eligió para fundar la Iglesia a pesar de “renegar” de él. “Se ve que nuestra Iglesia no está acostumbrada a tener un obispo pecador”, lamentó el Papa.
“¿Qué cosa he hecho él tan grave como para tener que dar la dimisión. Que alguien me responda, ¿qué ha hecho?”, planteó el Papa, restándole importancia, apuntando que “si no conocemos la acusación, no podemos condenar…”. “¿Quién lo ha condenado? La opinión pública, la charlatanería… no sabemos… si ustedes saben por qué, díganlo, en caso contrario no puedo responder”, expresó con firmeza el pontífice, que lamentó el hecho de que “no podrá gobernar porque ha perdido su fama, no por su pecado”.