A través de uno doble comunicado, José Ignacio Munilla ha querido despedirse de la diócesis de San Sebastián y enviar un saludo a Orihuela-Alicante, poco después de que la Santa Sede hiciera público su traslado. Será el próximo 12 de febrero cuando el pastor donostiarra tome oficialmente posesión de la Iglesia local levantina.
“Acojo con obediencia gozosa la nueva encomienda que pone en mis manos el Santo Padre, y le agradezco la confianza que deposita en mí, inmerecidamente”, expone Munilla tras doce años al frente del obispado donostiarra.
Al hilo de su nombramiento, amén de reconocer que “la Iglesia es sinodal”, apostilla a renglón seguido que al mismo tiempo es “apostólica y jerárquica”. “Este principio nos preserva del peligro de diseñar la vida eclesial desde nuestras estrategias personales”, sentencia.
Sobre su sucesor en San Sebastián, comenta que “los católicos damos un voto de confianza al Santo Padre quien, con toda seguridad, buscará el mejor de los relevos posibles”. Desde ahí, insta a los fieles a “vivir este momento en sintonía y plena comunión, sin paralizar en absoluto nuestro ritmo de evangelización, al contrario, intensificándolo”.
En relación a su nuevo destino, Munilla se acerca a los cristianos de Orihuela-Alicante “como un mendigo que solo sabe pedir: ¡Rezad por mí!”. El hasta ahora obispo de San Sebastián confiesa dirigirse a la Comunidad Valencia “gratitud, ilusión y confianza” desde “una responsabilidad que me supera, y en ese sentido podría sentir temor, no me cabe la menor duda de que voy a contar con una gran colaboración y de comprensión por parte de vosotros”.
“Aquí me tenéis a vuestra disposición”, subraya Munilla, que apunta cómo “ mi deseo es el de emplear todos los dones que Dios me ha dado a vuestro servicio. No tengo otro proyecto, ni otra intención”.
A la par, se muestra consciente de que esta transición necesitará de “paciencia para llevar a cabo el proceso de integración e inculturación necesario”. “Pero el milagro de la catolicidad de la Iglesia hace que me sienta ya en familia entre vosotros, incluso antes de haber llegado”, comenta el pastor. “¡Qué gozada! ¡Lo vamos a disfrutar!”, añade.