Los obispos de Centroamérica consideran urge “abrir la mente y el corazón” de la Iglesia a quienes “tienen heridas profundas”, especialmente por los que denominan “históricos excluidos, de quienes todos hablan, pero pocos escuchan”. Así lo han expresado en el mensaje final de la Asamblea Anual del Secretariado Episcopal de América Central, que han celebrado del 30 de noviembre al 3 de diciembre, órgano que aglutina a El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Costa Rica.
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“Creemos las condiciones para que realmente podamos escuchar y escucharnos todos sin discriminaciones, sin estereotipos, sin prejuicios”, exponen a la luz de la consulta sobre el Sínodo de la Sinodalidad promovida desde Roma, en un comunicado firmado por el presidente del Secretariado y presidente de los obispos salvadoreños, José Luis Escobar, así como el secretario general de la entidad, el cardenal Gregorio Rosa Chávez.
Abandonar la autorreferencialidad
En esta misma línea, han mostrado su apoyo sin fisuras a esta iniciativa papal y a la llamada del Francisco a que “abandonemos cualquier autorreferencialidad” y promover “una escucha atenta a todos los bautizados, especialmente a los que no asisten o no participan en la Iglesia”.
Además, hacen suyos los desafíos marcados por la reciente Asamblea Eclesial promovida por el CELAM, subrayando, entre otros, la necesidad de “promover le protagonismo laical”, ser solidarios “con las víctimas de la injusticia social y eclesial”, la erradicación del clericalismo o escuchar “el clamor de los pobres”, entre otros.
Brechas profundas
Los pastores se muestran especialmente preocupados por los efectos de una pandemia que “ha profundizado las brechas entre los que tiene mucho y una gran mayoría que casi no tiene nada”. Además, alertan de otros problemas acuciantes como “las migraciones, las crisis de la democracia, la corrupción, la ideología de género, la crisis ambiental, los cambios de las legislaciones en orden a la imposición de modelos culturales como son el aborto, la eutanasia, el ‘matrimonio’ del mismo sexo…”.
En otro orden de cosas, los obispos de Centroamérica también se han comprometido a reforzar la pastoral presbiteral para ahondar en el acompañamiento a los sacerdotes con el fin de que sea “un servicio permanente y continuo”.