José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo y presidente de la Conferencia de Obispos de Venezuela, ha expresado su pesar por el fallecimiento de Aldo Giordano, quien perdió la batalla contra el Covid-19 en Bruselas, donde se había trasladado como nuncio ante la Unión Europea.
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El prelado venezolano, en declaraciones a la Agencia Italiana de noticias –SIR–, ha mencionado que Giordano “fue un nuncio no solamente cercano a los obispos, que ya de por sí es su servicio, sino también a todo el pueblo venezolano”.
“Él recorrió toda Venezuela, todas las diócesis del país, y no solamente lo hizo como un funcionario diplomático, sino sobre todo como un obispo, un pastor que donde quiera estaba hacía mención siempre a la centralidad de Cristo”, explicó.
Diplomacia puertas abiertas
Para el prelado “él se adaptaba a todas las culturas, se adaptó a todos los pueblos donde iba, si era de colocarse un sombrero, subirse a un caballo o ir en una carroza, en fin, él dejaba que el pueblo dirigiera su vida pastoral”.
“Esto fue significativo para nosotros como obispos en Venezuela, tenemos una cercanía muy grande con nuestro pueblo y fue algo que nos llenó y cultivo también de mucha alegría tener un nuncio cercano”, acotó.
Además en el ámbito de su servicio diplomático –añadió– realizó un servicio de puertas abiertas en la nunciatura. Obviamente a la situación venezolana de mucha confrontación, polarización, él supo dirigirse a unos y a otros.
Al respecto “les abrió las puertas no importaba el color que fuera o del partido que fueran, sino más bien buscando la comunión. En búsqueda también de destrabar tantas cuestiones que se han suscitado en el país durante este tiempo y que se pudiera llegar a acuerdos, a una comunión, a fraternidad, al respeto mutuo”.
Foto: CEV