A los pies de la Virgen de Guadalupe, los migrantes hicieron una oración y le pidieron que los siguiera cuidando, como madre de los “peregrinos no deseados”
Justo el 12 de diciembre, solemnidad de la Virgen de Guadalupe, llegaron por la noche a la Basílica de Guadalupe alrededor de 400 migrantes centroamericanos, que desde hace aproximadamente 50 días entraron a México por el estado de Chiapas.
“Virgen de Guadalupe, nunca fue nuestro plan llegar este día, pero es un privilegio y un honor porque eres la madre de los peregrinos no deseados“, fueron las palabras que pronunció a los pies de la sagrada imagen, el representante de los migrantes, Irineo Mujica, tras orar el Padrenuestro.
Por la tarde del 12 de diciembre, los migrantes se encontraron en la carretera Puebla-México con un cerco policiaco que pretendía detener su paso rumbo al santuario del Tepeyac en la Ciudad de México, y llevarlos a un albergue en el Deportivo Santa Martha Acatitla, pero los dirigentes de la caravana se negaron.
El saldo del enfrentamiento, de acuerdo con autoridades de gobierno, fue de alrededor de 13 policías lesionados y cuatro migrantes heridos, quienes fueron atendidos por paramédicos.
Luego de la riña, autoridades de derechos humanos del gobierno capitalino llegaron a un acuerdo con la caravana para trasladarlos a la Basílica de Guadalupe, y de ahí a un albergue instalado en el deportivo, que había sido habilitado con carpas, comida, agua, servicios de salud y sanitarios, para la atención de los migrantes.
Sin embargo, la alcaldía Gustavo A. Madero decidió trasladar a la caravana a las canchas de la Casa del Peregrino, donde se les dio alimento y cobijas.
Al parecer, se manifestarán este día en el Monumento a la Revolución.
Apenas la semana pasada, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) denunció los hacinamientos en albergues, el hostigamiento, los abusos de las autoridades y la desesperación por la demora en los trámites migratorios, que viven las personas migrantes en Tapachula, Chiapas; una situación que –de acuerdo con los obispos– “ha llegado a tomar una dimensión y complejidad alarmantes”.
La Iglesia también denunció la desesperación que sufren los migrantes por el retraso de la respuesta a su solicitud de reconocimiento de la condición de refugiado y visa humanitaria lo que está generando violencia en esa entidad, “como respuesta a tantas promesas incumplidas de parte de las autoridades de gobierno”.