El sacerdote de la Arquidiócesis de México habla para Vida Nueva sobre su ratificación como miembro de la Comisión Teológica Internacional y su nuevo nombramiento como director del Observatorio Nacional de la CEM
El 29 de septiembre de este 2021, el sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México, Mario Ángel Flores Ramos, fue ratificado por el papa Francisco como miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI), que asesora al Santo Padre en cuestiones doctrinales de gran relevancia y actualidad.
De esta manera, el doctor Mario Ángel Flores se convirtió en el único sacerdote mexicano en formar parte de este selecto grupo de teólogos en tres ocasiones: en 2009 el papa Benedicto XVI lo integró a la CTI; en 2014, Francisco lo ratificó por primera vez, y en 2021 por segunda ocasión.
También, el pasado 10 de diciembre, fue nombrado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) como director de su Observatorio Nacional, organismo que se encarga de analizar los acontecimientos de la realidad mexicana, lo que permite a la Iglesia católica tener el pulso sociopolítico y religioso del país.
Con estas dos encomiendas, Mario Ángel Flores, quien este 2021 también concluyó su misión como rector de la Universidad Pontificia de México –cargo que ocupó durante tres trienios– estará enfocado en los próximos años en el estudio de las cosas de Dios, pero también en el estudio y análisis de las cosas del hombre.
PREGUNTA.- Padre, comencemos con su papel en la CTI ¿Cuáles considera que son los temas de mayor relevancia que ha abordado la Comisión Teológica Internacional en el tiempo que lleva formando parte de ella, y por qué?
RESPUESTA.- Un tema de mucha importancia que se venía trabajando desde antes de que me integrara a la Comisión y continuó en el primer periodo ha sido el que tiene que ver con el método para hacer teología católica, era una preocupación muy sensible para el papa Benedicto XVI, dado que la diversidad de matices en la reflexión teológica contemporánea ha provocado innumerables polémicas entre el magisterio y la teología y, en algunos casos, incluso un relativismo. Ha sido tan complicado llegar a un acuerdo puntal que, finalmente, la Comisión se pronunció por dar una serie de elementos generales y no tanto un método concreto, así, el documento final lleva el título de “La teología hoy: Prospectivas, Principios y Criterios” (2012).
En otras palabras, la Comisión llegó a la conclusión de que pueden existir válidamente distintos métodos en la teología católica, pero debe haber una serie de principios y criterios comunes que son irrenunciables en todos los contextos. Se señalaron 12 pero podrían centrarse en tres: El primado de la Palabra de Dios, la adhesión responsable al Magisterio Eclesiástico, lo que supone permanecer en la comunión con la Iglesia, y establecer un diálogo con el mundo para dar razón de nuestra fe.
Este documento es una propuesta muy actual para todos los centros de investigación y formación teológica, como son las universidades eclesiásticas y los seminarios, además, herramienta de primera mano para todo teólogo católico.
Otro documento muy valioso es el que se refiere al “Sensus fidei” en la vida de la Iglesia (2014), ya que está dedicado a destacar la importancia de la fe de todo el Pueblo de Dios, laicos y pastores, para expresar la fe viva de todos los creyentes, si bien, toca al carisma de los pastores, el discernimiento final sobre la auténtica fe de la Iglesia. Así como el Magisterio goza de una participación especial del Espíritu Santo para expresar con claridad las enseñanzas fundamentales de la Iglesia, también los bautizados que viven en comunión sacramental su fe, participan de los carismas del mismo Espíritu Santo para vivir y expresar esa misma fe. Hay una interrelación entre Sensus fidei y Sensus fidelium. Este documento prepara algunos aspectos del más importante en estos momentos, el de la sinodalidad.
Por último, dentro de otros, sin duda muy valiosos y significativos, destaco como el más trascendente y actual, el que lleva como título “La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia” (2018), que tuve el honor de coordinar y redactar con la subcomisión respectiva. La inquietud de este tema es propia del papa Francisco quien la expresó desde el 2015, cuando se realizaba el sínodo sobre la familia y conmemoró los 50 años de la fundación del Sínodo de los Obispos por parte del Papa Pablo VI (1965), “El camino de la sinodalidad es lo que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” habría dicho en aquella ocasión a los Padres sinodales (17 octubre 2015).
Se trata de imprimir un dinamismo de participación y de corresponsabilidad en la Iglesia para con todos sus integrantes, laicos y pastores debemos saber trabajar juntos, caminar juntos en la realización de nuestra misión fundamental: evangelizar. Todo ello supone un cambio de mentalidad y un cambio de métodos que pasan por una conversión pastoral y una profunda espiritualidad misionera.
Necesitamos ser una Iglesia más testimonial, más presente en nuestros contextos sociales, articulando los esfuerzos y carismas de todos, sin clericalizar a los laicos, sin secularizar a los clérigos.
De hecho, el papa Francisco ha dado el paso de los discursos y documentos, al ejercicio sobre la sinodalidad, convocando a toda la Iglesia a participar desde ahora con distintos procesos, que van desde las parroquias y comunidades, hasta las diócesis y las conferencias episcopales, para preparar el Sínodo sobre la sinodalidad (2023).
Comenzar a tener conciencia de todo esto es ya un primer paso importante, concluir sinodalmente en una nueva actitud de la Iglesia es la meta.
P.- Desde su punto de vista, ¿cuáles son los temas de actualidad que la Comisión Teológica Internacional abordará en los próximos años?
R.- La CTI acaba de restablecerse para un nuevo quinquenio después de casi dos años de inactividad por la pandemia que todos estamos viviendo y que no termina de superarse. Como sabemos se trabaja de manera colegial, no de manera personal, sus reflexiones y documentos, son fruto de investigaciones y deliberaciones comunes, por ello es muy importante el encuentro y la actividad presencial en momentos determinados.
Los temas surgen de las inquietudes del Papa y de las propuestas de la Congregación para la Doctrina de la Fe siendo el Cardenal Prefecto quien coordina los trabajos de CTI. Mientras se están trabajando las distintas investigaciones teológicas no se acostumbra hacer públicos los temas para no generar falsas expectativas, sobre todo porque puede haber temas que no concluyan por falta de acuerdos o falta de profundización.
Hay muchos temas pendientes en el diálogo con el mundo y en la conversión pastoral de la Iglesia. Sigue siendo de mucha importancia el camino del diálogo ecuménico, el protagonismo de la mujer, la clarificación de la antropología cristiana en la cultura contemporánea, los caminos del compromiso cristiano en el ámbito sociopolítico, la comprensión actualizada de la centralidad de Jesucristo para la Iglesia y el mundo. En fin, muchos son los desafíos, pero se tomarán las decisiones en el momento oportuno para conjuntar la reflexión teológica de este grupo de gran riqueza eclesial, ya que CTI refleja los distintos matices de la Iglesia católica presente en el mundo entero, pero participando de la misma fe y la misma esperanza.
P.- ¿Cómo percibe la enseñanza de la teología en México y cuáles serían los retos en este sentido?
R.- La enseñanza de la teología es muy básica, se concentra en los seminarios y casas de formación religiosa, con docentes suficientemente preparados, pero con un número muy reducido. Falta fortalecer un centro teológico de mayor calado como es la Universidad Pontificia de México, a fin de que sea mucho más el reflejo del indudable talento que hay en toda la Iglesia mexicana y sea también un centro que reúna a los prospectos de las distintas diócesis para colaborar en la formación y en la pastoral de manera más cualificada. Falta elevar el nivel de su interlocución con el ambiente cultural y sociopolítico de México.
En otras palabras, falta una mayor colaboración en el campo de la docencia y la investigación entre religiosos y diocesanos, falta mayor interés y apoyo de los obispos mexicanos hacia su Universidad Pontificia para hacerla una institución más sólida y trascendente en el campo del pensamiento eclesial. No solamente se requieren recursos materiales, sino sobre todo recursos humanos que renueven generacionalmente al valioso Claustro de Profesores de la Universidad.
Por otra parte, la Iglesia mexicana, reflejo de la misma situación geográfica del país, no tiene muchos vínculos hacia fuera. No aprovechamos nuestra vecindad natural con Centroamérica. Estamos muy lejos de América del Sur, y nunca hemos tenido una comunicación efectiva con Norteamérica. Nuestra comunicación eclesial se da más fácilmente con Europa en razón de las distintas experiencias de formación en Roma, por supuesto, pero también en España, Francia, Bélgica y Alemania, principalmente.
P.- Finalmente, sobre su nuevo nombramiento como director del Observatorio Nacional de la CEM, ¿cuáles considera que son los principales retos a trabajar?
R.- En la Asamblea Plenaria de la CEM realizada en este noviembre se han renovado algunos cargos en el Consejo Presidencia, siendo uno de los más importantes el del Secretario General, nombrando para el nuevo trienio a monseñor Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca. De él surge la inquietud de reorganizar la Oficina de Comunicación y el Observatorio Nacional de la CEM para darle mayor eficiencia y profesionalismo.
Con relación al Observatorio Nacional es muy importante contar con un pequeño equipo dedicado al análisis de los acontecimientos sociopolíticos y religiosos de nuestra realidad mexicana, principalmente, contando con una sólida relación, con organismos eclesiales y de la sociedad civil, además de algunos analistas afines, que permitan tener el pulso del país y ayudar a nuestros obispos de manera sencilla, oportuna y profesional para que cuenten con información confiable y más elementos para su acción pastoral.
Estamos en una circunstancia sociopolítica muy delicada que exige mayor presencia de la Iglesia con su voz y su testimonio, con claridad y prudencia. Será muy importante el discernimiento sobre temas que se han complicado en los años recientes, las fallas estructurales en el sistema de salud pública, la insuficiente acción de las fuerzas de seguridad, el crecimiento de los grupos de la delincuencia organizada, el debilitamiento de instituciones intermedias, el clima social polarizado, las próximas contiendas electorales. También hay otros temas más directamente relacionados con la Iglesia y otros grupos religiosos.
Los retos principales: organizar un buen equipo, tener un plan claro de acción y dar resultados a corto y mediano plazo.