Entrevistas

Jesús Pulido: “No voy a Coria-Cáceres como un extraño”

El nuevo obispo de la diócesis extremeña comparte con Vida Nueva su deseo de “sumar la escucha y la participación de todos” en pleno desembarco sinodal





Operario diocesano de 56 años, de un día para otro, Jesús Pulido ha tenido que aparcar sus planes como director de la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), la editorial perteneciente a la Conferencia Episcopal Española, además de sus tareas como secretario técnico de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe.



PREGUNTA.- Dos años sin obispo en Cáceres, hay quien pensará que no hacía falta tener uno para que la diócesis funcionara…

RESPUESTA.- ¡Tiene toda la razón! El administrador diocesano, Diego Zambrano, ha llamado la atención de todos por su buen hacer, además durante un tiempo especialmente difícil: la pandemia. Mi único contacto con la diócesis ha sido a través de él y su acogida ha sido extraordinaria. Su sentido de comunión eclesial me ha dado mucha confianza, y me ha hecho sentir que no voy como un “intruso”, sino como un “esperado”. Espero continuar su tarea y contar con él en el futuro. 

P.- ¿Es Jesús Pulido un obispo sinodal?

R.- Nuestra sociedad interconectada está pidiendo a gritos que los múltiples medios de comunicación se conviertan en cauces de participación y de compromiso de las personas en la vida pública. No solo para expresar opiniones sino también para aportar en las decisiones y colaborar en las acciones que se emprendan. No podemos funcionar igual que, no digo, en siglos pasados, sino que hace pocos años: somos una aldea global, sabemos lo que sucede en otras partes del mundo y podemos implicarnos. Por tanto, es una responsabilidad.

La Iglesia siempre ha favorecido el asociacionismo como cauce de participación y de comunión: la voz del Espíritu se manifiesta en el Pueblo de Dios, del que todos formamos parte, y por eso, es infalible en lo que cree. Hoy el Papa nos está diciendo que la comunión eclesial no se agota en la colegialidad, que de la comunión en la vida y la misión de la Iglesia, como una “pirámide invertida”, también participa todo el Pueblo de Dios. Así como el cuerpo no puede prescindir de la cabeza, la cabeza tampoco es nada sin el cuerpo. No se trata de restar a la misión y responsabilidad de los pastores, sino de sumar la escucha y la participación de todos.

P.- Me ha costado encontrar a alguien que hable mal de usted… ¿Cuánto paga a sus amigos?

R.- Antes de que se hiciera público el nombramiento, sentía un cierto respeto por las reacciones que pudiera provocar. Soy muy consciente de mis limitaciones, que están patentes por los ministerios que me han confiado. Sin embargo, la acogida que he percibido en Coria-Cáceres, en mi familia, entre mis amigos, compañeros y conocidos ha sido alentadora y de entusiasmo. Y esto lo agradezco mucho. Soy plenamente consciente de que tengo mucho que aprender, pero me sumo a una diócesis en marcha y aprenderé caminando con todos y contando con la ayuda de todos, porque lo necesito.

La decisión

P.- En su primera carta tras la designación dice que siente vértigo. ¿Tuvo la tentación de decir “no” a ser obispo?

R.- Cuando me comunicaron la notica, así a bocajarro, no fue una pregunta: “¿Quieres ser obispo o no? Piénsalo”. Si hubiera sido así, seguramente, cuanto más lo hubiera pensado, más hubieran sido las reservas y los miedos y más me hubiera inclinado hacia la respuesta negativa. Pero, en realidad, la comunicación es de otro tono: “El Santo Padre le ha nombrado Obispo de Coria-Cáceres, y pide su consentimiento”. Es más un ejercicio de obediencia que una opción personal. Para mí, lo decía en mi saludo a la diócesis, se trata de una nueva llamada del Señor a través de su Iglesia, que sigue contando conmigo. La misma tentación de salir corriendo, como Jonás, tenía en la ordenación diaconal y sacerdotal.

R.- No sé si ha leído el decálogo del obispo repartido por el Papa. Complete: Bienaventurado el obispo que…

R.- “Alegraos y regocijaos” es la última bienaventuranza del Evangelio de Mateo, que el Papa ha desarrollado en una exhortación apostólica para hacer resonar la llamada a la santidad en el contexto actual, con sus riesgos y desafíos. Si se pudiera añadir algo a las bienaventuranzas del Papa, sería esta conclusión que las encierra a todas: la santificación y la salvación del Obispo está ligada a la de los cristianos con los que camina. Sé que la escucha, la colaboración, el trato con los santos de la vida ordinaria en Coria-Cáceres… es lo que me pondrá en mi lugar y me enseñará a ser Pastor como el Señor quiere y la diócesis necesita.

P.- Director de la BAC y de Sígueme. Recomiéndese un libro para ser buen pastor.

R.- No quiero hacer propaganda. Así que espero que me ayuden a ser buen pastor los dos libros que me ha prometido el Secretario general de la CEE en su felicitación: El ceremonial de los Obispos y el Directorio para el ministerio pastoral de los Obispos. Serán mis primeras lecturas para ponerme en sintonía y en comunión con la Iglesia.

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