El ente eclesial insta a los Estados a respetar los derechos de personas en movilidad humana y a promover políticas inclusivas
La red de migración, trata y refugio Clamor ha propuesto cinco grandes retos en el Día Internacional del Migrante, que se celebra este 18 de diciembre, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El ente eclesial ha repudiado “las prácticas xenofóbicas, la criminalización de los migrantes, la construcción de muros físicos e intangibles, las deportaciones masivas, la trata y tráfico de personas que impiden el acceso de quienes huyendo de la miseria, la violencia en sus países”.
Clamor, adscrita al Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), en articulación con Cáritas Latinoamérica y la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), invita a “redescubrir una mirada misericordiosa que nos plantea estas cinco encrucijadas”.
Al respecto han señalado que “somos un Pueblo Peregrino que camina por las peligrosas rutas migratorias del continente en búsqueda del derecho a una vida mejor, el cual es negado por estructuras y políticas injustas que empobrecen y excluyen. Esta identidad se construye desde el diálogo”.
El ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios. Esta filiación que nos abre a la fraternidad dota de una misma dignidad a todas las personas que nada ni nadie podrán borrar jamás. Por tanto, “como cristianos nos reconocemos miembros de una misma comunidad universal en la que no tienen cabida el racismo, la xenofobia o la opresión de ninguna persona”.
Para la red Clamor “la hospitalidad nos abre a uno de los elementos centrales de la misión de Jesús y cobra un acento especial a través del ministerio de la reconciliación y de la celebración. En un mundo que en ocasiones se presenta roto y resquebrajado, el cristiano es llamado a tender puentes saltando los límites de lo legal-ilegal, de lo puro-impuro y de la inclusión-exclusión”.
Dios nos ha creado como una sola familia con el convencimiento de que todo está conectado, por ello “en cierto modo, la globalización nos deja atisbar lo que esto puede significar, pero necesita poner en el centro a las personas, a la creación, a Dios; y no a intereses económicos o políticos” y “necesitamos caminar hacia un desarrollo sostenible e integral, que devuelva la dignidad a las personas y al medio ambiente”.
Más allá de nuestra misión de ofrecer asistencia humanitaria a las personas en situación de movilidad forzada, como Iglesia exigimos a los Estados respetar los derechos de los migrantes y a promover políticas inclusivas que favorezcan su efectiva inserción social, laboral y cultural.
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