Al finalizar la audiencia general de este miércoles, el papa Francisco se ha detenido a preguntar por él: aquel pequeño, de 18 meses, que le robó el corazón en Lesbos. Está enfermo, y su familia ha podido trasladarse con él a Roma gracias a la intervención del Santo Padre y de la comunidad de Sant’Egidio.
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Allí, en el Aula Pablo VI del Vaticano, se encontraba él junto a su familia, refugiados procedentes de Afganistán. Tuvieron que salir del país el pasado mes de agosto, cuando los talibanes llegaron al poder, llegando finalmente, por mar, a Lesbos, donde les encontró Francisco. Ahora, el pequeño, que padece una enfermedad que no ha trascendido, recibirá asistencia médica en el hospital pediátrico Bambino Gesù del Vaticano.
Redoblar esfuerzos
Tal como ha señalado la oficina de prensa de la Santa Sede, Francisco ha saludado al niño “que encontró en el campo Mavrovouni de Lesbos, junto a su familia, quienes llegaron a Roma para recibir tratamiento gracias a la intervención del Santo Padre y a los esfuerzos de la comunidad de Sant’Egidio”.
Pocos minutos antes, el Papa había hablado de la falta de acogida a los refugiados por parte de Europa en su audiencia. “Es una cuestión de humanidad”, había señalado, justo antes de hacer un llamamiento a los gobiernos del continente para que redoblen sus esfuerzos a la hora de acoger a estos migrantes. Además, ha pedido que se permita que las iglesias locales y parroquias les acojan.