El juicio por las malversaciones de la Secretaría de Estado que ha sentado al cardenal Angelo Becciu en el banquillo empieza a dar los primeros pasos. Mientras se desarrolla este proceso, salieron a la opinión pública las valoraciones sobre el cardenal George Pell señalando al purpurado italiano como uno de los más resistentes a las reformas económicas de la Curia romana. Ahora, Becciu responde con una carta abierta al australiano.
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La misiva se ha dado a conocer a través de su abogado Fabio Viglione. Becciu apela a “la inminencia de la Navidad”, que es un tiempo que invita a los creyentes “a ser testigos creíbles del mensaje de fraternidad que viene del portal de Belén”. La carta, precisa, la hace pública “en contra de mi voluntad, porque ahora me veo obligado a hacerlo por sus numerosas intervenciones en muchos medios de comunicación que, desgraciadamente, han afectado a mi persona en varias ocasiones, con argumentos que he considerado ofensivos para mi dignidad personal y para el servicio eclesial que, con entusiasmo, obediencia y fidelidad, he tratado de ofrecer, durante décadas, al Santo Padre y a la Iglesia”.
Acusaciones sin fundamento
En el texto, publicado por la agencia Adn Kronos, acusa de “falta de fundamento” a las afirmaciones de Pell. Apela al “respeto” a la púrpura para “impedir estas provocaciones públicas, poco comprendidas por nuestros fieles y por quienes esperarían una actitud muy diferente de los hombres de Iglesia”. Rechazando entrar en datos concretos debido a la complejidad y confidencialidad de las cuestiones financieras apela al corazón de Pell: “Usted, más que nadie, conoce el dolor de una acusación injusta y el sufrimiento que una persona inocente –como lo soy yo, nada menos que usted– debe soportar durante un juicio, al que actualmente están dedicadas todas mis energías, empleadas en mi defensa y en el cumplimiento de las normas que se me imponen, incluido el respeto al Tribunal”.
Becciu reitera que las opiniones de Pell sobre él son “claramente infundadas, en un momento tan delicado de mi experiencia vital, lo que hace aún más difícil la defensa de mi reputación”. Unas acusaciones que responderá ante las “instituciones judiciales vaticanas”. Por ello, reclama del purpurado australiano “que adopte una actitud diferente, absteniéndose de involucrarme más en el discurso público”.