El secretario de Estado, Pietro Parolin, exige el pasaporte verde a la Curia a través de un decreto aprobado en vísperas de Navidad
Los antivacunas no son bienvenidos en la Iglesia. Al menos en el Vaticano. Así se desprende del decreto firmado el 23 de diciembre por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin. A través de esta orden, el ‘primer ministro’ de la Santa Sede prohíbe que los miembros y empleados de la Curia pueda acceder a su puesto de trabajo si no cuenta con el certificado de haberse inmunizado frente al coronavirus.
El documento señala literalmente que “el personal desprovisto de un pasaporte verde válido a través de la vacunación contra el SARS-CoV-2 o la recuperación del SARS- CoV-2 no podrá acceder al puesto de trabajo y será considerada como ausencia injustificada, con la consecuente suspensión de la retribución por lo que dure la ausencia”.
En otras palabras, el Vaticano no dejará entrar a aquel cardenal, obispo, sacerdote, religioso o laico que lleve a cabo cualquier tarea profesional en su territorio, así como en el resto de oficinas y dicasterios presentes en la ciudad de Roma. Suspensión de empleo y sueldo para los negacionistas.
Esta nueva normativa se publica en paralelo a otros dos documentos elaborados desde la Comisión Vaticana Covid-19 y de la Pontificia Academia para la Vida en los que se subraya la importancia de las vacunas y se alerta de la vulnerabilidad de la infancia ante la pandemia.