En la nueva misiva con motivo del Año de la Familia, el Papa hace hincapié en la necesidad de “pedir ayuda” y “confiar en Jesús” cuando se está en riesgo de ruptura
Francisco ha hecho pública hoy, Jornada Mundial de las Familias, una carta dirigida a los “esposos y esposas de todo el mundo”. Con ocasión del Año ‘Amoris laetitia’, en el quinto aniversario de su exhortación apostólica sobre la pastoral familiar, el Papa quiere acercarse “con humildad, cariño y acogida a cada persona, a cada matrimonio y a cada familia en las situaciones que estén experimentando”.
Con esta premisa, el pontífice lanza varios consejos para animar en el día a día a padres, hijos, abuelos… ‘Vida Nueva’ ha agrupado estas recomendaciones en cinco propuestas prácticas:
Consciente de las dificultades que ha generado la pandemia, con los constantes confinamientos, el Papa invita a los matrimonios a “cultivar el diálogo en familia”. “Claro que esto requiere un especial ejercicio de paciencia, no es fácil estar juntos toda la jornada cuando en la misma casa se tiene que trabajar, estudiar, recrearse y descansar”, admite el Papa.
A renglón seguido, expresa un deseo: “Que el cansancio no les gane, que la fuerza del amor los anime para mirar más al otro —al cónyuge, a los hijos— que a la propia fatiga”. De esta manera, el Papa confía en que “el hogar sea un lugar de acogida y de comprensión”.
El Papa del buen humor y de la alegría se muestra convencido en la carta de que los pequeños gestos puede resultar vitales para cambiar una dinámica de enfado en otra espiral de encuentro. Por eso, no duda en invitar a las familias a frenar una situación de crisis echando mano de la ternura: “Tomar la mano del otro, cuando esté un poco enojado, para arrancarle una sonrisa cómplice”.
En esta línea, también echa mano de alguno de sus propuestas ‘clásicas’ ya expresadas en ocasiones anteriores públicamente: “Guarden en su corazón el consejo a los novios que expresé con las tres palabras: «permiso, gracias, perdón». Y cuando surja algún conflicto, «nunca terminar el día en familia sin hacer las paces»”.
Lejos de hablar de familias en abstracto, el Papa es consciente de que ““la vocación al matrimonio es una llamada a conducir un barco incierto”. “Cuando la tormenta arrecia -reflexionar Jorge Mario Bergoglio-, dejen subir a Jesús en su barca”.
El Papa comenta a las familias que “es importante que juntos mantengan la mirada fija en Jesús. Sólo así encontrarán la paz, superarán los conflictos y encontrarán soluciones a muchos de sus problemas. No porque estos vayan a desaparecer, sino porque podrán verlos desde otra perspectiva”.
Es más, el pontífice anima a las parejas a vivir estas situaciones que se ponen cuesta arriba desde el encuentro con Jesús. “No se avergüencen de arrodillarse juntos ante Jesús en la Eucaristía para encontrar momentos de paz y una mirada mutua hecha de ternura y bondad”, plantea, a la vez que sugiere “hacer quizás una breve oración, recitada en voz alta juntos, antes de dormirse por la noche, con Jesús presente entre ustedes”.
Francisco reconoce en su misiva que “educar a los hijos no es nada fácil”. “Pero no olvidemos que ellos también nos educan”, señala a continuación, para subrayar que “el primer ámbito de la educación sigue siendo la familia, en los pequeños gestos que son más elocuentes que las palabras”.
El Papa se muestra convencido de que “educar es ante todo acompañar los procesos de crecimiento, es estar presentes de muchas maneras, de tal modo que los hijos puedan contar con sus padres en todo momento”. Así, el pontífice considera que “la autoridad” solo se gana desde “la confianza”.
Francisco sabe que en ocasiones la convivencia se hace insostenible en las familias. No pasa por alto esta realidad en su carta, consciente de que se pueden generar conflictos que muchas veces se han vuelto casi insoportables”, que acaban en rupturas.
Sin entrar a juzgar en los motivos ni añadir connotaciones morales, Francisco reclama a los matrimonios que pongan toda la carne en el asador para superar estas crisis. “No dejen de buscar ayuda para que los conflictos puedan superarse de alguna manera y no causen aún más dolor entre ustedes y a sus hijos”.
Francisco cree firmemente que “el Señor Jesús, en su misericordia infinita, les inspirará el modo de seguir adelante en medio de tantas dificultades y aflicciones”. “No dejen de invocarlo y de buscar en Él un refugio, una luz para el camino”, apunta en la carta.