Ha fallecido en Sudáfrica, a los 90 años, el obispo anglicano Desmond Tutu, galardonado en 1984 con el Premio Nobel de la Paz por su apuesta por la reconciliación como alternativa a la política del apartheid. Considerado como una de las “brújulas morales”, su lucha contra el racismo fue clave siendo el primer arzobispo negro de Ciudad del Cabo y como presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, encargada de investigar la violación de los derechos humanos.
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Un legado poderoso
“La muerte del arzobispo emérito Desmond Tutu es un capítulo más de luto en la despedida de nuestra nación a una generación de sudafricanos excepcionales que nos legaron una Sudáfrica liberada”, ha señalado el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, quien ha destacado su cercanía a Nelson Mandela. Nacido el 7 de octubre de 1931 en Klerksdorp, al oeste de Johannesburgo. Se ordenó sacerdote en 1961 y seis años después se convirtió en capellán de la Universidad de Fort Hare. Se trasladó a Lesoto y de nuevo a Gran Bretaña, hasta que regresó a África en 1975. Llegó a ser obispo de Lesoto, presidente del Consejo de Iglesias de Sudáfrica y, en 1986, primer arzobispo anglicano negro de Ciudad del Cabo. En 1980 fue detenido por participar en una protesta.
Por su parte, el papa Francisco, a través del Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, ha enviado un telegrama a, nuncio en Sudáfrica, Peter Bryan Wells. En el texto, se señala la “tristeza” que la noticia del fallecimiento ha producido en el pontífice. El papa envía sus condolencias a la familia del prelado anglicano al que alaba por su “servicio al evangelio mediante la promoción de la igualdad racial y la reconciliación en su Sudáfrica natal”.