Durante la madrugada del 24 de diciembre la policía entró al barrio 22 de enero de la localidad de Ciudad Evita, en la provincia de Buenos Aires, para desalojar a 300 familias. Quemaron las casillas familiares y los merenderos.
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Ante estos hechos repudiables, los curas que trabajan pastoralmente en la diócesis de San Justo, emitieron un comunicado en el que manifestaron su preocupación por la grave situación habitacional y la emergencia humanitaria que viven muchas familias que están reclamando tierras.
Los curas que viven en las barriadas matanceras explicaron la situación vivida esa noche: “la policía irrumpió en los terrenos mencionados sin previo aviso y sin acreditar ninguna orden judicial y sin respetar los protocolos establecidos para estas circunstancias y procedió inmediatamente a prender fuego a más de una docena de casillas y cuatro merenderos que previamente habían sido acordados con la fiscalía y con la fuerza policial”.
Diálogo y consenso
En el comunicado pidieron que se abandonen, tanto las prácticas represivas como también la privación de los elementos básicos para la dignidad humana en las ocupaciones en las que el pueblo reclama tierra y techo digno.
Convocados por el papa Francisco a la cultura del encuentro, insisten en la necesidad de diálogo y consenso para solucionar los conflictos territoriales. Además, pidieron constituir una mesa de gestión en la que estén presentes los distintos niveles del Estado, los vecinos y vecinas, las Iglesias y las organizaciones sociales para encontrar una solución integral y accesible al problema del hábitat en nuestro distrito y se implementen las herramientas estatales que garanticen el derecho a la tierra y la vivienda digna.
Aprovecharon la cercanía de la Noche Buena para lamentar que, al igual que hace dos mil años “nuevamente Jesús (el pobre) no encuentra lugar para nacer, en contrapartida, los pastores de ayer y de hoy, la comunidad recibe y cuida la vida amenazada“. Y agregaron: “No habrá feliz Navidad sin tierra, techo y trabajo para nuestro pueblo”.