Francisco, ante la migración: ¿Soy un tirano como Herodes o valiente como José?

Ante las adversidades, “podemos sacar lo peor de nosotros como Herodes” o “reaccionar al miedo con el coraje de confiarse a la 0providencia de Dios como José”. El Papa lanzó esta reflexión durante la audiencia general que tuvo lugar en un aula Pablo VI repleta de fieles, en el marco del ciclo de catequesis sobre san José.

El pontífice presentó al esposo de María como “un migrante perseguido y valiente”. Así, recordó que “vivió de primera mano la precariedad, el miedo, el dolor de tener que dejar su tierra”. Trayendo su figura a la actualidad, subrayó cómo “hoy, muchos de nuestros hermanos y muchas de nuestras hermanas se ven obligados a vivir la misma injusticia y sufrimiento”.

Arrogancia y violencia

“La causa es casi siempre la arrogancia y la violencia de los poderosos. Esto también le sucedió a Jesús”, aseveró el Obispo de Roma, que centró su oración en aquellos que huyen de su tierra por causa de la guerra, del hambre, de la persecución. “Recemos por aquellos migrantes que no alcanzan su meta. Pensemos en cada migrante que hoy está huyendo. No podemos cerrar los ojos”, expuso.

Francisco dio a elegir a los presentes entre identificarse con Herodes o con José. Al rey de Judea le describió como “símbolo de tantos tiranos de ayer y de hoy”, aquel “hombre que se convierte en lobo para otros hombres”.

Mortificar al otro

Para el Papa, “la historia está llena de personalidades que, viviendo a merced de sus miedos, intentan vencerlos ejerciendo el poder de manera despótica e implementando intenciones de violencia inhumanas”. En este sentido, señalado que cada uno nos podemos convertir en “tiranos” al intentar “desterrar nuestros miedos con arrogancia, aunque sea solo verbal o formada por pequeños abusos que se realizan para mortificar a los que nos rodean”.

“Para los tiranos la gente no cuenta, solo cuenta el poder”, expuso de forma espontáneamente: “No tenemos que irnos a la historia para encontrar tiranos, también los hay hoy”.

Frente a este modelo, Francisco definió a José como aquel que responde con “valentía y coraje” ante los problemas, apostillando que es “un error pensar que el coraje es una virtud exclusiva del héroe”. Así, le ve como “un hombre justo”, al igual que tantas personas a lo largo de la historia que han sido valientes “soportando injusticias, condenas e incluso la muerte” para “ser coherentes con sus creencias”. “Coraje es sinónimo de entereza, que junto a la justicia, la prudencia y la templanza forma parte del grupo de virtudes humanas, llamadas cardinales”, apuntó Francisco.