Francisco, a la monja ‘capellana’ LGTBI de Estados Unidos: “Gracias por tu cercanía al estilo de Dios”

El Papa ‘rehabilita’ de facto por carta a Jeaninne Gramick, a la que el Vaticano prohibió su proyecto pastoral con homosexuales en 1998

Francisco, a la monja ‘capellana’ LGTBI de Estados Unidos: “Gracias por tu cercanía al

“Gracias”. Con este elogio, Francisco se ha dirigido en una carta manuscrita a Jeaninne Gramick, religiosa y cofundadora junto al sacerdote salvatoriano Robert Nugent de New Ways Ministry, un proyecto pastoral de acompañamiento a los católicos LGTBI que cumple sus bodas de oro.



Francisco ha querido sumarse a esta celebración a través de varias misivas que han recibido desde esta plataforma en los últimos meses. En la más reciente, subraya en español la labor de esta consagrada por “50 años de cercanía, compasión y ternura” en una misión que describió “‘al estilo’ de Dios”.

Sin miedo

“No le has tenido miedo a la ‘cercanía’”, escribe Jorge Mario Bergoglio sobre la trayectoria de Gramick, que hoy tiene 80 años. De este tiempo de entrega, destaca cómo “al acercarte, lo hacías ‘sintiendo el dolor’ y sin condenar a nadie, pero con la ‘ternura’ de una hermana y una madre”.

En otra de las cartas enviadas por Francisco en estos meses a New Ways Ministry manifestó conocer “cuánto ha sufrido” y la describió como “una mujer valiente que toma sus decisiones en oración”.

Once años de investigación

Y es que estas cinco décadas de trabajo de la religiosa no han sido fáciles, puesto que algunos obispos hostigaron en varios momentos a sus superioras para que interrumpiera su labor en New Ways Ministry. Tal fue el seguimiento que le hicieron durante el pontificado de Juan Pablo II que Roma abrió una investigación que duró once años y que acabó con una nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1999 en la que les prohibía tanto a Gramick como a Nugent realizar cualquier trabajo pastoral relacionado con los homosexuales.

¿El motivo? Según el departamento que entonces capitaneaba Joseph Ratzinger, no planteaban con precisión “el mal intrínseco de los actos homosexuales y el trastorno objetivo de la inclinación homosexual”. La presión fue tal que la religiosa dejó su congregación, las Hermanas de la Escuela de Notre Dame, y se unió a las Hermanas de Loreto, que sí comprendieron el valor de su trabajo y la respaldaron en sus iniciativas.

La guía del Espíritu

Ahora, las cartas de Francisco podrían considerarse una rehabilitación de facto para la consagrada, que no ha interrumpido su labor de acompañamiento al colectivo. “Siempre sentí que el Espíritu Santo me estaba guiando”, expone la monja en una entrevista a America Magazine. Gramick considera que Hemos recorrido un largo camino. Por supuesto, no estamos donde deberíamos estar como iglesia, pero hace 50 años ni siquiera se podía pronunciar la palabra ‘gay’”.

La religiosa no tiene problema alguno para hablar de su ‘castigo’ no cumplido: “No estuve de acuerdo con el cardenal Joseph Ratzinger cuando salió esa notificación, pero lo respeté. Creo que sinceramente estaba haciendo lo que creía correcto”. Es más, asegura que “amo al cardenal Ratzinger, al Papa Benedicto. Creo que es un hombre santo”.

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