Francisco Simón Conesa Ferrer (Elche, 1961) es el nuevo obispo de Solsona. Francisco nombró el 3 de enero al obispo de Menorca desde 2016 para sustituir a Xavier Novell, quien presentó su renuncia en agosto por “razones personales”, según aludió en ese momento. Unas razones que poco después se conocerían: el prelado colgaba los hábitos por amor, pues en noviembre contrajo matrimonio con su pareja, junto a la que ahora espera mellizos. Conesa será el encargado de pastorear la diócesis catalana tras estos momentos de desconcierto en los que ha ejercido de administrador diocesano el obispo de Vic, Romà Casanova.
PREGUNTA.- Cataluña ‘pesca’ obispos en Menorca, primero Salvador Giménez y ahora usted: ¿Cómo afronta la nueva encomienda del Papa?
RESPUESTA.- La afronto con mucha ilusión y con la disposición de ponerme al servicio de la Iglesia de Solsona, para acompañar su fe y caminar junto a ellos. Efectivamente, los últimos cinco obispos de Menorca terminaron como obispos en Lleida o Solsona.
P.- “Con dolor y desconcierto hemos vivido la etapa final del ministerio episcopal de mi predecesor. Damos gracias a Dios por todas las cosas buenas que hizo y pedimos que le ilumine en su nueva etapa”. La renuncia de Novell ha dado la vuelta al mundo. ¿Tiene previsto llamarle?
R.- Sí que me gustaría hablar con él. Ha sido obispo de aquella diócesis durante once años y me interesa mucho conocer su visión de la misma.
P.- En unos días viajará a Roma para la visita ‘ad limina’. Con el revuelo vivido en la diócesis en los últimos meses, parece que su tarea es, como se dice popularmente, un ‘marrón’. ¿Le dará las gracias al Papa con la boca llena?
R.- Le daré gracias de todo corazón. La diócesis de Solsona es para mi una gracia, un don que el Señor me hace en este momento de mi vida. Me siento muy agradecido a la Iglesia por la confianza que ha depositado en mí para guiar a los cristianos de Solsona.
P.- Pese a que la pandemia del COVID ha dejado la independencia de Cataluña en un segundo plano, siguen sonando tambores soberanistas. ¿Cómo puede ayudar la Iglesia a la reconciliación?
R.- Creo que el mejor servicio que puede hacer la Iglesia es formar cristianos que sean “artesanos de la paz”, en expresión del Papa, hombres y mujeres que busquen la paz y la concordia.