“Los católicos en Kazajstán están a salvo gracias a Dios”. Con estas palabras tranquilizaba el obispo auxiliar de Astana, Athanasius Schneider, a los cristianos de todo el mundo ante las preocupaciones debido a la situación política y social del país, en el que al menos 164 personas han muerto en los enfrentamientos violentos de las protestas contra el gobierno.
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“En nuestras iglesias continuamos celebrando la Santa Misa, haciendo adoración eucarística y orando particularmente por la paz en nuestro país y por la armonía en la vida social, que el pueblo kazajo desea”, explicaba en su cuenta de Twitter el prelado.
The Catholics in Kazakhstan are thanks to God safe. In our churches we continue to celebrate the Holy Mass, doing Eucharistic Adoration and praying particularly for peace in our country and for harmony in the social live, which the Kazakh people desire.
— Bishop Athanasius Schneider (@BishopAthanas1) January 8, 2022
Y es que, tras una importante subida del precio de los combustibles, las protestas contra el gobierno estallaron en la ciudad de Zhanaozen el pasado 5 de enero, y se extendieron rápidamente por todo Kazajstán. Poco después el presidente Tokayev declaraba el estado de emergencia en todo el país, asegurando que las manifestaciones habían sido “impulsadas por delincuentes y terroristas” y culpando de la situación, además, a la comunidad internacional.
Preocupación del Papa
“Agradecemos al Papa que rece por el pueblo kazajo en un momento tan delicado“, escribía, por su parte, en una nota enviada a la agencia Fides, Adelio Dell’Oro, obispo de la diócesis de Karaganda. “También nos unimos a esta oración: esta mañana, el obispo auxiliar Evgenij Zinkowski, la hermana Alma Dzamova y yo hemos celebrado una misa en memoria de las víctimas de los últimos días. De hecho, para el 10 de enero se ha establecido un día de luto nacional”, añadía.
El papa Francisco reconocía en el ángelus de ayer, 9 de enero, que había “sabido con dolor que hubo víctimas durante las protestas que estallaron en los últimos días en Kazajistán”. Así, el Papa subrayaba que reza por el pueblo kazajo, y señaló su “deseo que se reencuentre la armonía social lo antes posible mediante la búsqueda del diálogo, de la justicia y del bien común. Encomiendo al pueblo kazajo a la protección de la Virgen, la Reina de la Paz de Oziornoje”.