España

José Bono, el ministro católico que se enfrentó a los obispos para defender el matrimonio gay





‘Los papeles de Bono’ recogen varias ‘riñas’ del ex ministro socialista con varios obispos a cuenta de la ley del matrimonio igualitario del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El político católico ha presentado hoy su archivo secreto, disponible para su consulta en la Fundación Pablo Iglesias. Entre los casi 20.000 documentos, recuerda sus disputas episcopales.



En el libro ‘Se levanta la sesión’ (Planeta, 2019) ya puso negro sobre blanco un enfrentamiento con el cardenal arzobispo emérito de Pamplona, Fernando Sebastián, que “parece haber caminado hacia posiciones muy retrógradas a juzgar por sus recientes declaraciones, en las que ha asegurado que es incompatible ser socialista y cristiano”.

“‘Sufrí —me dice— con la interpretación que dio ABC a mis palabras porque en ningún caso quise decir eso, pero no puedo estar de acuerdo con los ataques a la moral, no ya cristiana, sino natural, que hacéis los socialistas cuando propugnáis el matrimonio homosexual, el divorcio exprés o el reverdecimiento de la llamada memoria histórica. Los homosexuales no son seres sanos. Son como los tuertos, personas a las que les falta algo. No es lo mismo procrear que no procrear, y los homosexuales tienen limitaciones naturales'”.

Ante estas palabras, Bono le manifestó su contrariedad y disgusto por unas palabras, que considera “ofensivas y que no esperaba de un obispo taranconiano. Por respeto a su edad y condición, no acabo la conversación como merecen estas opiniones”, explica.

Disputa con el arzobispo Castrense

Por otro lado, en su libro ‘Diario de un ministro’ (Planeta, 2015) relata una conversación con el entonces arzobispo castrense, Francisco Pérez, en la que hablan sobre los matrimonios homosexuales que va a autorizar el Gobierno y Bono defiende que cada cual viva con quien quiera.

“El arzobispo castrense tercia para proclamar que ‘es una aberración de la naturaleza que no puedo aceptar, aunque la defienda mi ministro de Defensa: los homosexuales son seres contra natura’. Le respondo que ‘si quiere ejemplos de verdaderas aberraciones, no debe mirar las leyes que promueve el Gobierno, sino girar la vista hacia los curas pederastas que tantas veces son cubiertos y encubiertos con un eclesial manto de silencio por parte de los jerarcas de la Iglesia. Lo aberrante, señor arzobispo, no es ser homosexual, sino abusar de niños'”, recuerda.

El ex ministro defiende que “la educación que he recibido hace que me suene extraño llamar matrimonio a la unión entre dos hombres o dos mujeres, pero es un asunto menor si se compara con el avance que supone para un colectivo tan maltratado”.

El nuncio Manuel Monteiro

Por otro lado, recuerda también su entrevista con el nuncio Manuel Monteiro. “La Ley del matrimonio entre homosexuales es un disparate, especialmente por haberlo llamado matrimonio. El ministro de Justicia está en contra de esa denominación y así me lo ha hecho saber personalmente. Le ruego que usted, como cristiano, haga unas declaraciones en ese sentido”, dice el nuncio.

Y Bono responde: “No puedo hacerlas, porque, sinceramente, creo que la Iglesia debe ser más caritativa con los que sufren y no condenar a la infelicidad a quienes tienen una condición sexual diferente. Es muy poco evangélico condenar al infierno a los homosexuales como ha hecho el troglodita obispo de Mondoñedo”, en referencia a José Gea, quien escribió dos cartas abiertas sobre el ministro católico.

Cena con espectáculo en la Embajada

En el mismo sentido, aunque con más tensión si cabe, recuerda la cena en la Embajada de España ante la Santa Sede con motivo de la proclamación de Benedicto XVI. Asisten los Reyes, los ministros de Exteriores y de Justicia, todos los cardenales españoles —menos Francisco Álvarez— y Rajoy, Acebes y Zaplana con sus cónyuges.

“El cardenal Julián Herranz, del Opus Dei, se muestra impertinente y fastidioso; se cree que está obligado a faltar al respeto al ministro de Justicia y le dice: ‘Me duele mucho saludarle después de haber propuesto usted la Ley del matrimonio entre homosexuales'”. “A mí también me dedica su caridad”, explica escribiendo a continuación la conversación:

—Usted, como cristiano, debería haberse opuesto a esa ley.

—Aspiro a pertenecer a la misma Iglesia que usted —le respondo—, pero no quiero ser justiciero con nadie, y me importa mucho más que muera la gente de hambre que con quién se acuestan los laicos o los clérigos.

—¡Ese no es el mensaje de Cristo! —casi grita el purpurado.

—Cristo habló de sexo mucho menos que ustedes, que parecen traumatizados con el tema. Bien harían en preocuparse por los abusos a menores en los centros de la Iglesia.

Herranz levanta la voz todo lo que puede para censurarme: —¿Quién es usted para interpretar las Escrituras?

Me callo por cortesía y porque no deseo un escándalo. Herranz quiere llamar la atención para que los del PP presentes tomen nota. Efectivamente, la toman y la filtran.

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