La Iglesia debe ver “qué contribución podemos dar” para que el mercado laboral sea “rescatado de la lógica del mero beneficio”, afirma el Pontífice durante su segunda catequesis de este nuevo año
En su segunda audiencia general de este 2022, celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano, el papa Francisco continuó con su ciclo de catequesis sobre san José para centrar en esta ocasión su reflexión sobre su labor como carpintero y lo que representa hoy para las personas el trabajo, “un componente esencial en la vida humana, y también en el camino de santificación”.
Trabajar, insistió el Pontífice, no solo sirve para conseguir “el sustento adecuado”, sino que es también una forma “de expresar nuestra personalidad, que es por su naturaleza relacional” y de mostrar “nuestra creatividad”. Es necesario que hoy la sociedad vuelva a preguntarse sobre qué hay que hacer “para recuperar el valor del trabajo”, mientras que la Iglesia debe ver “qué contribución podemos dar para que este sea rescatado de la lógica del mero beneficio”.
No faltaron en la catequesis del Papa palabras duras para denunciar los abusos que, en demasiadas ocasiones, acompañan al mercado laboral. Citó a quienes “son explotados con el trabajo en negro” y reciben un sueldo “de contrabando” sin poder contar luego con una pensión. “Hay hoy tanto trabajo en negro”, denunció Francisco, recordando a quienes pierden la vida en accidentes laborales. También consideró “terrible” que se obligue a trabajar a los niños “como personas adultas” y mencionó finalmente a quienes “hurgan en los vertederos en busca de algo útil para intercambiar”.
Todos estos “trabajadores escondidos” son “nuestros hermanos”, que tratan de ganarse la vida aunque se les niegue la dignidad por esta situación. “Esto sucede hoy en el mundo”, dijo el obispo de Roma, que no se olvidó tampoco de los desempleados, que se ven “heridos en su dignidad” por sufrir esta “injusticia social”. Es por ello que los gobernantes deben propiciar a todas las personas “la posibilidad de ganarse el pan, porque esto les da la dignidad”.
El drama de no tener trabajo hace que “muchos padres y muchas madres” no puedan “vivir serenamente” hasta llegar en ocasiones a situaciones extremas en las que pierden “toda esperanza y deseo de vida”. Con la pandemia, subrayó el Papa, “muchas personas han perdido el trabajo y algunos, aplastados por un peso insoportable, han llegado al punto de quitarse la vida. Quisiera hoy recordar a cada uno de ellos y a sus familias”.