A partir de un decreto presidencial que avala la explotación de hidrocarburos en la cuenca norte del Mar Argentino, distintas organizaciones vinculadas al medioambiente protestaron contra la medida.
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Por su parte, el obispado de la diócesis bonaerense también hizo escuchar su voz. Si bien entienden la necesidad de aprovechar los recursos naturales como la energía y de atraer inversiones que favorezcan la economía del país, mostraron su inquietud por el impacto que aquellas prácticas en dicho sector.
Cuestionaron si se evaluó este impacto de esta medida: los riesgos del derrame de petróleo; las consecuencias negativas del ‘fracking’ (utilización del agua potable y los componentes químicos); la supervivencia de especies propias de la zona (pingüinos, ballena franca, peces, moluscos, etc.); y las incidencias en el industria pesquera y turística.
Cuidado de la Casa Común
En el comunicado, la Iglesia de Mar del Plata recordó las palabras del papa Francisco en Laudato Si’: “La tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes -sobre todo el carbón, pero aún el petróleo y, en menor medida, el gas- necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora” (LS 165).
Asimismo, propiciaron -tal como pronuncia la encíclica- el debate honesto y trasparente para que las ideologías o las necesidades particulares no afecten el bien común (LS 188). Para ellos es necesario alcanzar consensos de los diversos sectores sociales, privilegiando a los habitantes locales que serán, directamente, los beneficiados o perjudicados.
Para el cuidado de la Casa común es prioritario poner en “práctica políticas públicas en materia energética, ya sea en la etapa de exploración como de explotación que tengan en cuenta un auténtico desarrollo integral”, destacaron. Este tipo de proyectos, que tiene un efecto en el medioambiente, debe insertarse y elaborarse de un modo interdisciplinario, transparente y exento de toda presión económica o política.
Finalmente, valoraron la sensibilidad ecológica de los jóvenes y la destacaron como una característica de nuestro tiempo. Por tal motivo, expresaron que “nos urge a asumir responsablemente criterios y acciones que garanticen el bienestar integral para las futuras generaciones“.