Se han propuesto a impulsar la sinodalidad en todos los niveles de cara la refundación del país al cierre de su 117ª asamblea ordinaria
Los obispos venezolanos culminaron su 117ª asamblea ordinaria plenaria con baterías recargadas y un tren directivo renovado. Esta vez en el horizonte han trazado la sinodalidad, justa y necesaria en una nación tan dividida.
En su tradicional exhortación pastoral han pespuntado las futuras tareas que estarán centradas en “motivar a todos los sectores del país a asumir su compromiso histórico con Venezuela”.
“Ya hemos experimentado suficientes divisiones y enemistades desde los ámbitos políticos y sociales, por lo que la sociedad civil, desde sus comunidades e instituciones, debe asumir el reto protagónico del momento con procesos de movilización, discernimiento y acciones creativas”, apostillaron.
Eso sí, en la búsqueda del bien común, de una hipotética nueva Venezuela, “que nadie se sienta excluido de este llamado por el bien de la familia y el pueblo”.
Además han resumido la situación en “tres tristes realidades”, puesto que “serían muchos los aspectos a señalar sobre la dolorosa situación del país”.
La primera, el desmantelamiento de las instituciones democráticas y de las empresas del Estado; luego el dramático éxodo debido a la emigración forzada de cerca de seis millones de compatriotas expatriados por falta de oportunidades y, finalmente, “la pobreza de la gran mayoría de nuestro pueblo”.
Una triada lamentable, que a juicio de los prelados, está causando “daños psicológicos, morales y espirituales que experimentan los venezolanos en el drama que estamos viviendo”.
Esto contrasta con la aparición “en nuestras ciudades, casinos y casas de juego, bodegones, restaurantes y hoteles, edificios y casas ostentosas”, lo que se traduce en una gran contradicción, mientras miles padecen la crisis, unos pocos inversionistas gozan de lujos.
Por ello, los obispos lamentan que “en todos los tiempos, el lujo y el desperdicio que ostentan unos pocos ofenden a Dios y a los hermanos, pero con mayor fuerza en este tiempo de pandemia y de crisis global que se vive en el país”.
Asimismo los obispos venezolanos aprovecharon la oportunidad para felicitar al pueblo de Barinas, cuna del fallecido expresidente Hugo Chávez, por el triunfo electoral de la Unidad Democrática.
Al respecto comentaron que “el caso de las elecciones de Barinas fue una muestra del resquebrajamiento institucional de los poderes democráticos y de la presencia de la hegemonía del poder ejecutivo ante los otros poderes del Estado”.
Entre las razones esgrimen: “Anular unas elecciones que ya tenían ganador, volver a pedir que se repitieran, inhabilitar a candidatos, el colocar a dedo a un candidato oficialista sin tomar en cuenta las bases del partido, utilizar los recursos del Estado a la vista de todo el pueblo para hacer campaña en favor de ese candidato”.
“Pero el pueblo de Barinas mostró su nobleza y su deseo de cambio en favor de la libertad y del desarrollo humano integral de esa importante región. Los resultados del día domingo 9 de enero son una demostración de cuán necesario es reconocer y aceptar que estamos frente a un cambio en Venezuela”, acotaron.
Para el trienio 2022-2025, los prelados se han propuesto a llevar la sinodalidad a su máximo nivel a través de la escucha, porque “escuchar es más que oír”.
Por ende, “es una Iglesia recíproca en la cual cada uno tiene algo que aprender. Es una Iglesia que se centra en la misión, en el compromiso desde la fe para humanizar la vida del pueblo y hacer más visible la presencia de Dios en la historia”.
En este sentido, “como Iglesia seguimos el compromiso de acompañar al pueblo en el resguardo de su dignidad y en la construcción del bien común, participando en procesos de reflexión sobre la nueva sociedad que queremos construir o refundar con la participación de todos”.
Por ahora, han integrado los planes de acción pastoral “en la próxima II Asamblea Nacional de Pastoral que recogerá las experiencias de la I Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, y la preparación del Sínodo de la Sinodalidad”.
Foto: CEV