Al presidente del Comité de Bioética de España, defender la vacunación frente al coronavirus le ha acarreado unas cuantas amenazas en redes sociales. Incluso, algún que otro negacionista ‘de fe’ le ha llegado a cuestionar su valía como vicerrector de la Universidad Pontificia Comillas. Federico de Montalvo tiene las espaldas anchas y, sobre todo, argumentos de peso.
PREGUNTA.- El presidente de los obispos europeos respalda el ‘pasaporte Covid’ para acudir a las celebraciones religiosas. ¿A favor o en contra?
RESPUESTA.- Algunas comunidades autónomas lo han implantado y no me parece mal cuando la incidencia de contagio es muy alta. Es muy cómodo de habilitar. Limita actividades y no vulneraría derechos fundamentales. En cualquier caso, las medidas hay que adaptarlas al contexto y al momento.
P.- El Vaticano ya suspende de empleo y sueldo al personal no vacunado. ¿Esta medida coercitiva es útil?
R.- Más que coercitiva, es limitadora porque no te obliga a nada. Pero si no te vacunas, tienes que asumir las consecuencias. La decisión de la Santa Sede hay que ubicarla dentro del marco italiano y su movimiento antivacunas. También se une la población de riesgo del Vaticano.
P.- Algunos obispos españoles se ven con las manos atadas ante sacerdotes antivacunas con labor pastoral en residencias, con enfermos…
R.- Hace meses, cuando no había un acceso universal a los sueros, aplicar límites de acción era un doble castigo: no te considero servicio esencial y no te vacuno con prioridad, pero tampoco te dejo desarrollar tu actividad. Ahora todo ha cambiado. Por un lado, la persona no vacunada debe ser respetada, aunque yo la considero una decisión insólita y sin ningún fundamento. Por otro, deben asumir que voluntariamente se han colocado en una situación que no exige una absoluta libertad en cuanto a actuaciones y, sobre todo, poner en riesgo a terceros.
Los no vacunados no tienen derecho a ser tratados por igual. No es discriminarles: ellos se han colocado en ese lugar de forma voluntaria. Yo no le fuerzo a vacunarse, pero no puedo dejarle participar en actividades que ponga en riesgo a otros. En la estrategia de vacunación, los bioeticistas lo hemos dejado claro desde el principio: la vacunación no es voluntaria, es no obligatoria. Si bien legalmente no tiene consecuencias, éticamente el vacunado tiene un trato distinto.