“Dios no se asusta de nuestros pecados, de nuestras caídas”, pero sí que siente miedo “por el cierre de nuestro corazón, de nuestra falta de fe en su amor”, afirma Francisco durante su catequesis
El papa Francisco continuó con su ciclo de catequesis sobre san José dedicando su intervención en la audiencia general de este miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano, a la ternura mostrada por el padre putativo de Cristo. “Podemos estar seguros de que su ser hombre ‘justo’ se tradujo también en la educación dada a Jesús”, comentó el Pontífice, destacando cómo la ternura es “algo más grande que la lógica del mundo. Es una forma inesperada de hacer justicia”.
Es por ello que invitó a los fieles y peregrinos presentes y a quienes seguían la audiencia por los medios de comunicación a que no se olviden nunca de que Dios “no se asusta de nuestros pecados, de nuestras caídas”, pero sí que siente miedo “por el cierre de nuestro corazón, de nuestra falta de fe en su amor”. La misericordia divina, repitió más adelante, “no se asusta de nuestro pasado y cosas feas, sino de la cerrazón”. Todas las personas “tenemos cuentas que resolver, pero hacer cuentas con Dios es bellísimo, él escucha y abraza”.
El Papa invitó a preguntarse cuántas veces hemos “experimentado” o sido “testigos” de esa ternura, que “no es en primer lugar una cuestión emotiva o sentimental: es la experiencia de sentirse amados y acogidos precisamente en nuestra pobreza y en nuestra miseria, y por tanto transformados por el amor de Dios, que no confía solo en nuestros talentos, sino también en nuestra debilidad redimida”.
El Señor, insistió el Pontífice, no se dedica a “quitar debilidades” de las personas, sino que ayuda “a caminar con esas debilidades cogiéndonos de la mano”. Eso es la ternura, dijo Jorge Mario Bergoglio, poniendo como ejemplo el cuidado con el que los enfermeros tocan las heridas de los enfermos. “Así toca el Señor nuestras heridas, con la misma ternura”.
En la parte final de su catequesis, Francisco abogó por una “revolución de la ternura”, sin la cual “corremos el riesgo de permanecer presos en una justicia que no permite levantarnos fácilmente y que confunde la redención con el castigo”. Es por ello que tuvo un recuerdo particular para los presos, quienes “es justo” que paguen por sus errores, pero “es igualmente justo” que puedan también “redimirse”. “No puede haber condena sin ventana de esperanza”, destacó.
En sus saludos en los distintos idiomas al final de la audiencia general, el Papa dedicó unas palabras de solidaridad hacia la población de la isla de Tonga, golpeada por la erupción de un volcán submarino que ha provocado ingentes daños materiales. “Invito a todos a unirse a mí en oración por estos hermanos y hermanas”, pidió a los fieles. También destacó la importancia de “custodiar los derechos laborales de todos” al saludar a los trabajadores de la aerolínea AirItaly, en liquidación desde hace dos semanas.